UNO

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no me considero fan del verano por el simple hecho que me irrita el calor, odio sentir los rayos del sol quemándome sobre todo cuando llevo ropa negra, odio que mi chasquilla o flequillo—como quieran llamarle—se me quedé pegada por el sudor o que mis manos se sientan mojadas y la pantalla de mi celular se ensucié, sobretodo considerando que soy muy meticulosa con los temas de limpieza, pero quieren saber ¿Qué odio más? Las multitudes, conjunto de personas que de desconocen entre sí y no respetan el espacio personal, como odio estar rodeada de personas.

puse una manos frente a mi cara tapando los rayos de sol que me daban directo, la otra la tenía sujetando el vestido que me habían obligado a poner, mientras caminaba con los pies arrastrados porque las chalas se me resbalaban con el sudor.

—Está lindo el día ¿Verdad, Abi?—preguntó mi mamá afirmada del brazo de su esposo. Le dediqué una mirada cansada.—Tan simpática como siempre, Abigail. ¿Qué piensas tú, Di?

—Está lindo el día, tía.—la hija del esposo de mi mamá, más conocida como Dina mi hermanastra, me propinó un codazo.

bufé y sacudí la cabeza, pero ella hizo una mueca y me señaló la boca para que
sonriera, desganada rodé los ojos y esbocé la sonrisa que tanto querían.

la historia de mi vida es tan simple como que mi papá se fue cuando yo era chica y mi mamá se volvió a casar cuando yo tenía 9 años, actualmente tengo 17 pronto 18, toda mi vida he vivido junto a la Dina y agradezco que ella no sea la típica mina pesada que se cree mejor que todos, suficiente tengo con mi mamá porque claramente yo soy un amor. Nada que decir del Oscar, es un buen hombre y se nota que quiere a mi mamá.

—Te queda bonito el vestido.—me sonrió.—Y hasta te pusiste chalas.—se hizo la sorprendida.

rodé los ojos.—Estabai ahí cuando me estaba cambiando.

—Sí verdad.—soltó una risa suavecita.—Cambia la cara, Abi, sonriendo te ves más bonita.

—No.—me solté de su agarré, ella rió más fuerte.

—Papá, vamos a ir a la feria artesanal.—tomó mi brazo.

—Bueno, cuídense y llámennos cualquier cosa.—nos sonrió él, inflé las mejillas.

tiró de mi y caminamos al lado contrario de ellos.—¿Decidiste que querís de cumpleaños?

—No.

nos detuvimos frente a un puesto de aros y pulseras hechas a mano.—¿Estará mi nombre aquí?—una pared llena de pulseras con nombres.

—No sé.—ojeé rápido y me di vuelta, tampoco me gustan las pulseras o collares que llevan nombres ¿Cuál es el afán? si son más feas esas weas.

—Uh está solo Diana.—asentí despacio, ella me empujó.—sé que te aburren estás cosas, pero ayúdame a encontrar un regalo decente para la Jen y te puedo recompensar.

—¿Cómo qué?—alcé el cuello, soltó un risa nasal.

—Lo que tú quieras que esté dentro de mi presupuesto.—Asentí con desgano.

—Tengo varias cosas en mente.

—Bacán.

(...)

media hora nos llevó encontrar una caga de collar más feo que tajo de pichula ¿Lo peor de todo? En la "feria" habían como cinco puestos y nos paseamos por ellos como cien veces.

—Está fea la wea.—murmuré con malhumor como siempre.

—¿Tú creís? Si igual ella es media exótica.—se encogió de hombros esbozando una sonrisa de enamorada.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora