DOS

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seis de marzo, ocho de la mañana. De pura suerte hoy nos venía a dejar el Oscar porque aún cojeaba por la fractura. Sí, el weon me fracturo los cinco dedos del pie y por si fuera poco, ahora los tengo chuecos, más que antes.

—Abi es tu último año, espero que disfrutes al máximo y te vaya muy bien.—me sonrió, asentí.—Di, es tu penúltimo año y también espero quete vaya bien, disfrutes harto. Sé lo inteligentes que son, pero no se sobre exijan tanto.

—Sí papá.—asintió la Dina, debía estar igual de chata que yo, ya que todos los años nos daba el mismo discurso.

—Las quiero y estoy muy orgulloso de ustedes.—salimos del auto después de despedirnos de él.

ella enrolló su brazo en el mío y suspiró cansada.—Nuevo año ¿planeai seguir sin hacer amigos de nuevo?

—¿Pa' qué quiero amigos? si en el curso hay puros giles.—negué con la cabeza.

—Pero quizás lleguen nuevos...—intento sugerirme, me eché a reír.

—¿Nuevos en cuarto medio? wea perna.—ella me mando una mirada desaprobadora, me encogí de hombros y saqué mis audífonos.—Me voy a la sala.

—Bueno ¡Suerte!—hizo una flexión con sus brazos, de manera que estos estaban a cada lado de su cuerpo y la mano la tenía hecha un puño, su pose de la suerte.

un movimiento raro de explicar que mucha gente hace cuando algo le sale bien.

caminé despacio entre la gente escuchando música aleatoriamente puesto que no soy fan de nadie en específico ¿Cómo hay gente que puede desvivirse por un ídolo que veís a través de una pantalla con cuea? Y además gastar su plata en weas innecesarias que sólo hacen aumentar la riqueza ¿Con que fin?

terminé de subir el último escalón para llegar al quinto piso donde se encuentran los cuatro cuartos medios. Desde que llegué en primero medio voy en el b, no tengo mucho que decir sobre el curso ni de la gente con la que tengo ramos en común por la wea de formación diferenciada, ya que no estoy ni ahí con conocerlos la verdad.

me adentré a la sala llena de puesto y, agradable para mí, con suerte habían tres personas, como he reiterado varias veces; odio al curso, no saludé a nadie y me fui a dormir a un puesto que no estaba ni tan cerca ni tan atrás, al lado de la ventana porque siempre termina pasada a poto esta wea.

coloque mi cabeza encima de la mochila, me acomodé mejor y escuchando música lenta me quedé raja.

(...)

—Psst, oye.—alguien me movió, me quejé y le di un manotazo.—Oye te van a retar.—volvió a insistir, no sé dónde habían quedado mis audífonos y el enojo comenzaba a inundar mi ser.

—Oh el culiao, si no te pesco es porque...—me di vuelta y lo miré mejor, casi se me salieron los ojos.

¿Por qué de todos los lugares de Chile y el mundo, todos los colegios y liceos, hasta los otros electivos de este liceo culiao, este miserable ser tenía que estar en el mío y para más sentarse a mi lado?

» Tú...—sonrió alzando ambas cejas.—Maldito aweonao.—inhale con fuerza.

—¿Yo? ¿Qué pasa conmigo?—apreté mis manos en puños.

—Resulta que tú erís un ser despreciable, un aweonao de mierda...—comencé a soltarle mi glosario de insultos, uno por uno pronunciándolos cargado de enojo e impulsividad, hasta que finalmente quedé sin aire.

—Señorita Canelo ¿Tiene algo más que agregar?—preguntó la profesora jefe.—aparte de estar durmiendo, se pone a pelear. Pensé que usted iba a cambiar, siendo este su último años.

—Pues pensó mal.—rodé los ojos, me concentré en culiao a mi lado e hice lo primero que se vino a mi mente que pareció una idea magnífica, le mande un combo en la nariz.

se escucharon puros jadeos de sorpresa de la manga de giles del curso.

» Eso no es ni lo más mínimo, tú me fracturaste todos los dedos del pie.—sacudí mi mano, la sangre comenzó a manchar su impecable uniforme.—Espero habértela fracturado.

—¿Qué te pasa, weona loca...?—Abrió los ojos más de la cuenta.—¿Yo te hice qué...?—Abrió los ojos más de la cuenta.

imposible haberme equivocado por dos razones, siempre tengo la razón y pase el mes y medio restante pensando con odio en él.

» ¡Tú me rompiste el skate!—frunció el ceño.—¿No te bastó con esa wea?

—¡Suficiente! Váyanse los dos afuera, Abigail a inspectoría y Elias a enfermería.—pegó un grito en el cielo.—Llévalos Annais.

Rodé los ojos y me paré, no pudo haber mandado a la más chupapico.

—Te pasaste esta vez, Abigail.—negó con la cabeza.

—¿Te pedí tu opinión? No, así que quédate calla'.—por lo general ignoró cuando me hablan, pero estoy tan enojada que estoy dispuesta a desquitarme con quien sea.

—Haz presión ahí para que no te sangre más.—escuché decir.

tengo la peor suerte del mundo y eso que el año todavía está en su primer trimestre.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora