TRECE

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tomé el celular de la mesa y lo prendí, tenía notificaciones de hace como cinco días que no me había molestado en revisar ni tampoco en borrar, algunas eran de Spotify, otras de un juego y de Instagram. En Instagram tenía como quinientas solicitudes de seguimiento casi todas eran de cuentas de "te sigo y tú me sigues en..." Puta que me desagradan esas cuentas, no sé pa' que chucha quieren tanto que los sigan personas desconocidas, me cargan las personas con complejos de influencer. Yo con cuea tenía como cien seguidores y eran cuentas qué o me habían gustado sus biografías o me parecieron lindes porque amigos no tengo, claro está.

dicho así sonaba muy triste...

volviendo a la cuestión de las solicitudes, una cuenta me había llamado la atención; tenía una foto de un dibujo que tenía algo en la cara como sangre o agua, pero no podía saber porque la wea estaba en blanco y negro, lo había visto en varios perfiles al mismo mono, pero en distintas posiciones. Su usuario era "lubb6ck" y tiene más de mil seguidores, sigue como a ochocientas personas y tiene tres fotos, en su biografía tenía algo escrito en otro idioma raro, puras rayas perfectamente alineadas, no sé que idioma será, debe ser oriental o de algún lado de por allá. Nombre no había y en las fotos no salía su cara, excepto en una... La agrande y entorné los ojos para ver quién era y si era lindo, pero sólo era el Elias, alias ex-teñido, mi enemigo mortal y compañero de clases

¿Y éste como descubrió mi Instagram?

no tenía ni historias destacadas ni había subido nada hace caleta, lo más probable es que la solicitud haya sido de hace caleta, mordí mi labio pensativo, el jueves y el viernes no fue al colegio por lo que no sabía nada de él desde hace tres días, no es como si me importara o algo así, solo que tenía curiosidad sobre la bola de pelos. Terminé aceptando su solicitud, pero no lo seguí de vuelta.

apagué el celular y lo guardé en mi bolsillo, luego me apoyé en el respaldo de la silla, cerrando los ojos en el proceso, tenía tanto sueño y no podía dormir porque los recuerdos de ese día se venían a mi mente y me sentía sicoseada. El carraspeo del Oscar me llamó la atención, abrí los ojos y los tres me estaban mirando.

––¿Qué miran?––alcé las cejas, apoyé mis codos en la mesa y coloqué mis cabeza entre estos.

––Abi...––empezó la Dina.––¿Por qué cancelaste las visitas al psicólogo?

miré a mi mamá, ella estaba seria al igual que el Oscar. Hace ya dos meses que no asistía al psicólogo y sabía que las pesadillas también se debían a eso, pero no quería seguir yendo, no cuando me trataban como si tuviera una discapacidad mental y estuviera loca.

––Yo...––tragué en seco.––No me gusta ir.

––No es un tema si te gusta ir o no, es necesario y lo sabes muy bien, Abigail.––me cortó mi mamá.––Es por tu bienestar, es lo único que queremos... Si tu mamá estuviera aquí, ella también querría que tú...

mi expresión se endureció y negué con la cabeza frenéticamente.––¿Si mi mamá estuviera aquí? ¿Qué hablai? Si tú estay aquí...

entonces pusieron esa misma expresión de lástima que aunque la viera un millón de veces aún no podía acostumbrarme, las voces de las personas dándome el pésame y diciendo un montón de weas que yo nunca le pedí se hicieron presentes y dejé de escuchar lo que fuera que iban a decir.

de a poquito sentía la furia inundándome, gritar parecía la mejor opción, sin embargo, antes de cometer cualquier impulsividad me levanté y salí de ahí. Corrí, corrí tan lejos como pude, corrí como si mi vida dependiera de ello... Corrí con la misma sensación que ese día cuando lo perdí todo y escapé como una cobarde.

(...)

la casa de mis abuelos siempre ha sido mi vía de escape, sé que ellos no van a preguntarme porque también es duro para ellos por lo que lo uso como ventaja.

me moví en la cama de un lado a otro, sin poder pegar un ojo, además me ardía la cara por las lágrimas secas que no quise secar. Me levanté de la cama y salí de la pieza, ni siquiera seme paso por la cabeza llevar un poleron hasta que estuve afuera y la fría brisa de otoño me llegó en todo el rostro.

En silencio caminé sin rumbo por varias calles hasta que di con una pequeña plaza que tenía solo un sube y baja, me senté en el que estaba en el piso, no sé que hora es, pero deben ser más de las dos, al ser día domingo casi todas las personas deben estar durmiendo por lo que no hay ningún ruido, me relajaba caleta esto, el viento en mi cara y el silencio. Sin duda es una sensación que me agrada.

––Sabía que erai tú.––abrí los ojos y el Elias estaba frente a mí con sus manos en la otra parte del sube y baja.––¿Qué hacís acá?

lo miré de pies a cabeza, andaba con un buzo negro y un polerón del mismo color.

––Disfrutando de la tranquilidad.––murmuré.––Bueno, ya no más...

––Ah, ¿Esa es una indirecta para que me vaya?––se rió.––Bueno, la capto. Sólo quería saber si estabai bien, te veiai bastante pérdida cuando pasaste por fuera de mi casa.

ah, por eso me parecía conocida la calle.

hizo un ademán de irse, pero me impulsé hacia arriba con mis piernas lado a lado del asiento del juego.

––No es necesario que te vayai.––murmuré bajito, él se dio vuelta y me miró sorprendido.––O sea si querís irte, ándate no más, pero si querís quedarte... No me molesta... Tanto.

––Chuta, te debió haber pasado algo grave pa' que querai que me quede.––levantó una pata pa' subirse pero yo me hice hacia abajo.

––Nunca dije eso...––negué con la cabeza.––La plaza no es mía, así que podís quedarte... Pero lejos de mí.

emitió una carcajada e hizo fuerza para bajar la wea y poder subirse, se sentó y salí disparada para arriba, que wea de afuera parece una pluma pero tiene fuerza.

––Aquí estoy a una distancia prudente, se podría decir.––me encogí de hombros, nos quedamos en silencio. Bajé la mirada por unos instantes.––¿Cómo estay?

por primera vez me sentí en confianza de decirle cualquier cosa que no fuera una wea pesada, sin embargo, me limité a negar con la cabeza, no quería decirle algo de lo que después me podía arrepentir.

––Como siempre ¿Cómo está el gato?––desvíe el tema, él sonrió abiertamente.

––Sobrevivió, de hecho la adopte y se llama haba como la verdura.––aplaudió contento, me reí despacio.

¿Quién chucha le pone haba a una mascota?

––¿Haba? nombre culiao feo.––me miró feo.––De todas formas que bueno que esté bien.

––A mí me gusta.––se cruzó de brazos como cabro chico taimado.––Deberiai venir... No, nada.

se retractó, volvimos a sumirnos en un silencio que no era incómodo, pero tampoco era agradable, solamente era silencio.

pero eso era suficiente, no necesitábamos hablar porque, aunque sonará la wea más rara del mundo, el hecho que estuviera aquí conmigo me hacía sentir tranquila.









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