Dos tenedores, esbeltos y puntiagudos;
dos tenedores pueden ser arma u ornamento,
útil, sutil o peligroso.
Dos tenedores en sí mismo, nada;
en sí mismo y en potencia, mucho, incluso todo.
Dos tenedores son arma que daña, incluso matan;
dos tenedores, herramienta que alimenta;
dos tenedores, en manos sabias
son o pueden ser un lujo y un tormento.
Dos tenedores, uno sobre el otro enmascaran belleza,
dos tenedores frente uno del otro
riñen y se arañan.
Dos tenedores hábilmente colocados se engarzan
y sus puntas no se hieren, se complementan;
dos tenedores nacidos para dañar, para ensartar,
se amoldan para no herir ni herirse;
dos tenedores se saben hábiles en el daño y en la utilidad.
Dos tenedores ensamblados
generan belleza y necesidad de ser admirados...
O temidos;
dos tenedores eligen la opción a elegir,
y si se dañan a sí mismos dejan de tener sentido.
La conciencia de saberse dañinos no exime de su control,
pero si pese a ello se ensamblan,
logran, sin ser, lo que se espera de ellos;
objetos generadores de sosiego y utilidad
y entonces, juntos son un todo disponible,
y todo ello sin dejar de ser lo que son;
y así son uno sin dejar de ser dos.
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Godoylicismos. Los Estados del Alma
SpiritualLibro de cabecera, para leer despacio y encontrar las similitudes que cada una de las almas tienen. Cada unos de los relatos, cortos o largos, pudiste escribirlos tú. Como cada alma, seguro que has sentido. Dime qué tipo de sentimiento y quizá haya...