Tu almohada acomodando tu precioso cuello;
tu sábana blanca y cálida que te envuelve;
tu costado sosteniendo tu cuerpo todo,
y tu muslo terso y suave que, flexionado
descansa sobre tu otro muslo no menos terso.
Tu ventana deja ver el cielo ennegrecido y salino;
mientras, una voz monocorde y grave
se traslada a tus oídos
y te acuna para llevarte al sueño reparador.
Esbozando una sonrisa
entre bostezos duermes.
Yo me quedo velando tu sueño,
y mientras, sueño que te amo,
despierto.
YOU ARE READING
Godoylicismos. Los Estados del Alma
SpiritualLibro de cabecera, para leer despacio y encontrar las similitudes que cada una de las almas tienen. Cada unos de los relatos, cortos o largos, pudiste escribirlos tú. Como cada alma, seguro que has sentido. Dime qué tipo de sentimiento y quizá haya...