La virtud explícita es opaca
para quien no tiene la virtud de reconocerla.
Si ocurre, si aprecias la virtud en el otro, si se da la magia,
esa magia hará traslúcida tu propia virtud, la tuya.
En realidad, la virtud propia y ajena habitan en un raro gen,
inmerso en un alto nivel crítico que explosiona en ese indefinido momento...
Ese momento, cierto, no es abstracto
y lo sabes en el instante en que la aprecias en la persona adecuada.
Si ese nivel empático no brota,
el hecho no pasará de ser un espejismo.
¡Cuando brota...! ¡Dios! Si brota,
es la excelencia en tu interior.
YOU ARE READING
Godoylicismos. Los Estados del Alma
SpiritualLibro de cabecera, para leer despacio y encontrar las similitudes que cada una de las almas tienen. Cada unos de los relatos, cortos o largos, pudiste escribirlos tú. Como cada alma, seguro que has sentido. Dime qué tipo de sentimiento y quizá haya...