Capitulo 2: Recuerdos del pasado.

1.3K 96 1
                                    

Seguimos caminando por la calle rodeados de personas, el seguía sosteniendo mi brazo como si pudiera evitar que yo huyera cuando eso era más que tonto, cansada me liberé fácilmente de su agarre a pesar de que él me sostenía con cierta fuerza pero antes de yo poder siquiera percibirlo, él ya me sostenía  del otro brazo, arrugué mi nariz observándolo, aun con todo mi entrenamiento de soldado que recibí por parte de mi padre, este chico sí era un reto

—Así qué... —dije, mientras caminábamos, aun siendo sostenida del brazo por él.

—¿Qué?

—Olvídalo, no creo que te gusten las conversaciones, James... Am, ¿ese es tu nombre, no?

Me distraje mirándolo, no di cuenta hasta que de momento se detuvo, estábamos parados fuera de la entrada de otro casino.

—Sabes podría irme de aquí cuando quisiera y tú no podrías hacer nada al respecto. —dije irritada y frunciendo el ceño.

—No me provoques.  —dijo rodando los ojos y sosteniéndome firme.

Entramos al casino, una vez que entramos él saludó a unos sujetos que se encontraban en la barra con un asentimiento de cabeza y me soltó sin apartar la vista de mí, luego se acercó a mí y me susurró al oído por encima de la música alta que había en el casino

—Sí tratas de huir, ahí está la puerta, sólo considera que tengo gente lista para neutralizarte si lo intentas.

¡Pero quién se cree este tipo! ¡¿Un gánster acaso?!

Le di mi más fulminante sonrisa cínica antes de mirar a mí alrededor en busca de posibles amenazas.

—Acabas de perder la posibilidad de tener una amiga. ¿Estás seguro de que quieres saber cómo sé quién eres?

Una camarera pasó cerca de él en ese momento con una bandeja de bebidas, él tomó una y dio un trago poniendo su atención en mí.

Miré a ambos lados como si fuera a contarle un gran secreto que no quiero que nadie sepa a pesar de la música, me acerqué para susurrarle.

—Sé todo eso porque... ¡Tú eres un idiota! —grité a su oído y lo pisé en el pie para luego volar hacia el techo en busca de la salida más razonable, en cuanto me elevé pude escuchar gritos-.

— ¡No la dejen escapar! —alguien gritó, todos los demás se alarmaron-.

Estaba nerviosa no quería irme porque quería investigar sobre él pero tampoco quería someterme ante sus condiciones, descendí hasta el suelo rápidamente tratando de mezclarme con el caos de personas que empezaban a correr y a pretender que era otra de las personas alarmadas no quería que me encontraran así que me traté de unir a un grupo y corrí tan rápido como pude hasta llegar a la barra y me escondí detrás de esta, para mi suerte el barman estaba delante junto a un grupo de hombres con pistolas buscándome sigilosamente con la mirada apuntando a todos lados.

Respiré profundamente y me escondí debajo de una mesa de pronto escuche un disparo y todos se calmaban, no podía salir las puertas estaban custodiadas y las ventanas estaban cerradas.

—Sé que estas aquí aun, de nada te sirve esconderte —dijo, al principio no reconocía la voz pero luego supe que era el Soldado de Invierno —Prefiero que salgas por las buenas a que me hagas usar la fuerza, niña.

Me irrité y fruncí el ceño en cuanto escuché que me decía niña, y suspire debajo de la barra, pude escuchar como habían murmullos de personas quejándose pero cesaron en cuanto el empezó a caminar con paso tranquilo. Pude ver que los pasos se sentían cada vez más cerca, no tenía miedo pero sentí una misteriosa adrenalina que me hizo sacar una bandeja de plata que tenía a mi alcance y levantarme de mi escondite para lanzar esa bandeja como si fuese un platillo volador contra él. 

Yo tuve razón, esos pasos eran suyos y pude ver con asombro como atrapaba la bandeja con una sola mano sin siquiera inmutarse cuando la lance hacía él, creo que incluso pude llegar a ver algo de sarcasmo en aquellos helados ojos azules.

—Bueno, tenía que intentarlo. —Suspiré incomoda por el momento-.

Abrí los ojos como platos cuando vi que se preparaba para lanzarme la bandeja de vuelta, me lance al suelo y la bandeja se estrelló contra la estantería llena de copas, hubo un estruendo muy fuerte y muchos pedazos de cristal cayeron al suelo algunos sobre mí.

— ¡Estás loco! —Grité en el suelo tratando de no cortarme con los vidrios que habían por todo el suelo cerca de mí-.

—Sabía que lo esquivarías. —dijo apoyándose sobre la barra para poder verme desde el suelo. —Bueno esta es la parte en donde te llevo por la fuerza, o bien, tú decides venir conmigo.

Me levante del suelo sacudiéndome los pedazos de vidrio molesta y me apoye sobre la barra también para poder darle un puñetazo en la cara, pero fue en vano porque atrapó mi mano justo en el momento en el que intenté golpearlo y trataba de tirar de mi brazo hacía él, yo traté de usar mi super-fuerza para soltarme pero de cierta forma él era más fuerte que yo o más bien su brazo metálico estaba haciéndole el trabajo sucio, ya que ese era el brazo que usaba para sostenerme. ¡Qué horror! ¡Yo debería ser la más fuerte!  Lo único que se interponía entre nosotros era la barra, puse la mano que tenía libre sobre la mano de él, aquella que estaba sujetándome del brazo y traté de hacer que me soltara pero era inútil también.

— ¡Déjame ir!

—No. 

Antes de que yo pudiera hacer algo me empecé a sentir mareada y me di cuenta de que alguien detrás de mi me había inyectado algo, me empecé a sentir muy cansada, no pude evitar volver a pensar en mi padre y en que podría estar haciendo justo en ese momento sentí que él soltaba mi brazo.

— ¿Dónde está mi papá? —Dije vagamente antes de desmayarme. 

(...)


Como conocí al Soldado de Invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora