Capitulo 16: El Regalo.

977 64 4
                                    

Imagen: Sarah

Bostecé, me había quedado dormida sin darme cuenta, no tardé en mirar a James, quien aun continuaba conduciendo, ya era de noche, no pude deducir cuanto tiempo teníamos en la carretera pero me pasó por la mente que debía der ser mucho, miré por la ventana y pude notar que ya era de noche.

Buenos días, dormilona. —hice una mueca.

— ¿Cuánto tiempo llevas conduciendo? —dijo tras un bostezo.

—Alrededor de tres horas, ya casi llegamos.

— ¿A dónde vamos?

—Sigue preguntándotelo hasta que lleguemos.

 —Estoy empezando a sospechar que sí tenías dobles intenciones conmigo. —lo miré de reojo.

— ¿Sabes? Realmente te pareces a tu padre, él también tendía a ser muy persistente cuando quería saber alguna cosa.

Hice una mueca de disgusto, no me gustaba que me tuvieran en suspenso pero decidí quedarme callada por ahora, permanecí en silencio escuchando la radio, ahora estaba sonando una especie de Jazz suave, miré de nuevo hacia el frente y pude observar grandes letreros y edificios llamativos, todo destacada más debido a la noche.

— Ya sácame de dudas, James.

 —Aun no llegamos. —dijo suspirando. —Realmente me vuelves loco. —dijo con cierto doble sentido, cosa que hizo que mis mejillas ardieran por un momento.

— Está bien, sé que pronto colmaré tu paciencia... Pero realmente no puedo entender porque de momento soy relevante para ti...

— Tal vez sólo te extrañé un poco.

Alcé una ceja. — ¿Enserio? No puedo creértelo.

Me quedé sin su respuesta cuando él frenó el auto y se bajo de este, luego caminó del otro lado para abrirme la puerta y tenderme la mano para ayudarme a bajar del auto. Al principio dudé de aceptar su ayuda, aun era extraño para mi tenerlo a él alrededor, no lograba comprender porque él tenía ese efecto tan raro sobre mí.

¡Ok! Contrólate, recuerda que ahora estas secuestrada otra vez, esto de ser damisela en apuros cansa.

Me bajé del auto, él me había tendido la mano para que yo bajara del auto pero rechacé su ayuda y me quedé parada al lado de él. Aun no entendía bien a donde me quería llevar y yo realmente odiaba no saber sobre nada de lo que estaba pasando.

Pude observar detenidamente que se había estacionado frente a una casa, lucía hermosa y era grande, aunque no lo suficiente como para ser una Mansión. Algo curioso que pude notar a pesar de que era de noche es que aquella casa frente a nosotros era la única casa visible, luego todo lo demás era vegetación. Él me tendió la mano para que nos fuéramos

—¿Me tienes miedo? —frunció el ceño al ver que dudé de caminar hacia dentro.

— ¿Yo? ¿Temerte? Por favor. —me reí con sarcasmo.

— Contigo nunca sé si creerte o no, según tu yo soy un posible violador. —dijo riendo.

—Ash, tu ganas, aunque esto no ha terminado. No te tengo miedo. —dije firmemente.

Suspiré y comencé a caminar a su lado.

—Siempre gano. —me guiñó el ojo mientras caminábamos.

Luego de que entré a la casa pude ver que era muy acogedora, a veces me preguntaba seriamente como era que él se conseguía todas esas cosas lujosas pero empecé a tener ideas de cómo y sentí escalofríos sobre preguntar. Él tomó asiento en uno de los sillones de la sala, parecían ser unos confortables sillones de color negro, al sentarse él me invitó a hacer lo mismo, lo pensé un momento pero no tardé en sentarme en otro sillón cercano al suyo.

— Bien, será mejor que yo sea directo sobre el porqué estás aquí, tus padres puede que no tarden en comenzar a buscarte de nuevo. —dijo con expresión seria.

— Bueno, podrías comenzar con contármelo.

— Sí, sobre eso será mejor que vaya a buscarlo. —dijo levantándose de su asiento.

Él se levantó de su asiento para ir adentrándose a la casa, luego de unos minutos volvió con un cofre en sus manos. Fruncí el ceño confundida al ver la caja preguntándome acerca de su contenido.

— ¿Qué hay en el cofre?

— Pronto lo verás. —dijo sonriendo.

— Tú eres raro. —hice una mueca mirándolo.

Él no me dijo nada, esperaba que dijera algo pero sólo permaneció en silencio por unos momentos mirando la caja, la había colocado frente a una mesa.

— Esto es algo que quiero que tenga tu padre.

— Y... ¿Qué es?

 —Algo muy especial de mí para él. —sonrió.

No sé porque pero su sonrisa era una de las características de él en las que menos podía confiar ahora mismo, algo en su mirada me decía que debía mantenerme alerta en todo momento.

—¿Aun estás asustada? —me preguntó entrecerrando los ojos.

— Ya te dije que no, deja de molestarme. No es como si pudiera confiar plenamente en ti a estas alturas ni siquiera quieres decirme que es.

— Pero supongo que debes de estar tranquila sabiendo que fui muy cercano a tu padre.

Hice una mueca pensando en aquello, era cierto, él y mi padre llegaron incluso a ser mejores amigos, aunque con todo el drama yo a estas alturas no tengo idea de nada.

— Sólo escúchame, Sarah. —dijo mirándome a los ojos. —Prométeme que se lo entregaras cuando te deje ir.

— ¿Por qué debería confiar en ti?

—¿Tú no confías en mí aun? —dijo mirándome fijo, sus palabras eran firmes.

Suspirésintiéndome incomoda por ver cómo me observaba y desvié la mirada, mispensamientos eran confusos, era como si mi cuerpo estuviese ahí, en aquellahabitación teniéndolo a él frente a mí. Pero mi mente no dejaba de divagar y darlevueltas a todo lo que podría pasar, a como fui rescatada la ultima vez, pero loque más me preocupaba era como podrían estar mis padres ahora.


Como conocí al Soldado de Invierno.Where stories live. Discover now