Capitulo 22: ¿Amistad perdida?

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Se sentía aturdido, poco a poco empezó a reaccionar percatándose de lo que había a su alrededor. Se encontraba atado a una silla, había algunas luces que iluminaban la habitación. Conforme fue sintiéndose más consciente de la situación pudo darse cuenta de que estaba en una especie de bodega.

—¡No te saldrás con la tuya! ¡¿Me oyes?! —gritó esperando respuesta, pero nadie respondió.

Comenzó a forcejear sentado en la silla en un intento de escapar, pero fue en vano, aun mirando a su alrededor, no pudo percibir siquiera que hubiese alguien más en la habitación. La bodega parecía estar llena de cajas, y al fondo había una puerta, la cual lucía como si no hubiese sido abierta en años. Todo el lugar parecía estar deshabitado; completamente desierto, como si alguien nunca hubiese estado ahí.

—¡Sé que hay alguien aquí! —gritó hacia la nada. Él sabía que alguien debía de estar allí, esta vez no podía evitar dejarse llevar por sus instintos, apretó los dientes al sentirse incapaz de hacer algo por una vez. Escuchó un ruido, sonó como si alguien hubiese dejado caer alguna lata, frunció el ceño tratando de ver más allá en busca de algo que le ayudase. La bodega no estaba muy bien iluminada, sólo había una bombilla que si bien el no se había equivocad, estaba justo encima de su cabeza. Por aquellas razones era un tanto complicado percatarse de sí realmente había alguien más la habitación.

Poco a poco se fue percatando de unos pasos, alguien que parecía caminar tranquilamente, sin ningún tipo de preocupación.

—Hm, disculpa mi torpeza. —escuchó a una voz femenina decir.

—Tú. —dijo furioso. Había tantas cosas que deseaba decirle a aquella detestable mujer, trató de mantener la poca paciencia que le quedaba mirándole.

—Estaba ansiosa de que llegaras, te esperaba con ansias. —sonrío caminando hacia él, completamente despreocupada, todo estaba saliendo tal y como ella lo deseaba.

—Bien, ya me tienes. ¿No era eso lo que querías? —Le reclamó mirándole con desprecio. —Deja que mi hija se vaya.

—Hm, no lo sé. —dijo ahora a su lado, se sentó en sus piernas mirándole mientras jugaba con un mechón de su cabello. —Tal vez le haga sufrir un poco más.

Él enfureció y le gritó, forcejeando para que ella se le quitara de encima provocando que ella se riera y se levantara en respuesta.

—Sí que eres idiota. —sonrío mirándole tranquilamente, como si nada malo estuviese pasando realmente. —Es imposible no burlarse de ti. —dijo luego de golpearlo fuertemente en la cara con su puño.

(...)

Miré a mis alrededores, estaba agotada, Viper había venido a buscarme y me había sacado de la prisión en la que estuve por quien sabe cuánto tiempo. Fui escoltada por unos guardias por los caminos de la selva, mientras caminaba pude notar que el camino se volvía cada vez lleno de árboles y arbustos que impedían el paso. Fue algo dificultoso caminar con dos sujetos sosteniéndome de cada brazo pero al final llegamos, nos paramos frente a lo que parecía ser una vieja bodega abandonada. Alcé una ceja sin poder comprender a que me llevaban ahí. Continuamos caminando, uno de los soldados abrió la puerta obligándome a entrar, no estaba completamente oscuro pero había poca iluminación.

¿Qué estaba planeando? ¿Y qué era exactamente lo que quería? Aquellas preguntas no dejaban de vagar por mi mente en cuanto entré en aquel lugar. No tardé en escuchar una conversación, era como si dos personas estuviesen discutiendo.

—¡No te atreves a hacerle daño! —vociferó aquella voz que tanto se me hacía familiar.

Abrí los ojos de par en par al reconocerlo y corrí como pude hacia donde se escuchaba la conversación pero justo frente a mi apareció uno de los soldados provocando que me detuviera frente a él.

—Lo siento, no puedo dejar que lo hagas. —dijo James quitándose la máscara que cubría su rostro, salvo eso iba vestido con un traje de soldado en su totalidad de color negro.

Lo miré enfadada. —No confío en ti ni un poquito. —dije acercándome a su oído antes de que otros soldados aparecieran tras de mí y me obligaran a alejarme de él.

Sólo vi como me miraba, algo en su mirada me pedía que confiara en él, pero mis instintos me decían otra cosa. Los soldados me llevaron hacia la escena de la discusión, sentí rabia cuando vi a mi papá ser golpeado en la cara por Viper.

—¡Justo a quien esperábamos! —exclamó Viper haciendo una referencia de mí, tomó a mi padre del cabello y le hizo mirar hacia mí.

—Papá... —dije con lágrimas en los ojos. Odiaba todo esto, y no dudé en mirar a James, quien ahora se encontraba al lado de Viper mirando a mi padre, le miré con rabia, para mí todo esto era su culpa y quería hacérselo saber.

Era algo irónico, creí que podría confiar en él pero todo pareció ser una horrible mentira, al parecer sólo jugaban con mis sentimientos después de todo, bajé la mirada, no podía seguir mirando aquello. Tenía unas ganas horribles de golpear a esa perra de cabello verde justo en el rostro. La detestaba como nadie en aquel momento.

—Todo ha ido tal y como lo he querido. —dijo jugueteando con una pistola en su mano derecha. —Todo SHIELD merece caer.

¿Acaso iba a matarnos y ya? Cada vez empezaba a creer menos lo que estaba mirando, deseaba con ansias que todo fuese un simple sueño del que podría despertar en cualquier momento.

—¡¿Cuál es tu jodido problema?! —grité encarándola por encima de todo lo demás, lo único que deseaba en aquel momento era salir de ahí.

—Buena pregunta. —dijo apuntándome con el arma. Por alguna extraña razón no me sentía asustada, lo único que realmente me preocupaba era que le hiciera daño a mi padre.

Miré en ambas direcciones buscando algo que me tranquilizara, no era reconfortante verla a ella ahí, tan tranquila, tan despreocupada de todo lo que pasaba a su alrededor mientras me apuntaba con un arma. En aquel maldito momento sólo deseaba poder quitarle esa sonrisa sínica del rostro. La miré fijamente, preocupada por lo que pudiese pasar a continuación.

—¡NOO! —Gritó Steve.

—Te veré del otro lado, cariño. —apuntándome con la pistola apretó el gatillo.


Como conocí al Soldado de Invierno.Where stories live. Discover now