De cuerdas y esperanza VII: Intervención sádica

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01 de enero de 2017. Ese fue el primer año nuevo que pasé lejos de mi país natal. Decir que no extrañaba Japón con todo mi corazón sería una mentira, pero asegurar que mi compañía en Londres no era buena también lo era.

Los londinenses daban la bienvenida al año nuevo por medio de fuegos artificiales tras las doce campanadas dadas por el emblemático Big Ben. Había diversos lugares en la ciudad desde donde este maravilloso espectáculo podía observarse.

El emblemático parque Primrose Hill, el Alexandra Palace, o el Vauxhall Bridge eran unas de las tantas opciones, nosotros tuvimos la buena suerte de verlos desde las orillas del río Támesis, lugar el cual era el más popular en Londres.

Era un espectáculo único, algo que valía la pena admirar. No cabía duda que, a pesar de la nostalgia de festejar año nuevo lejos de mi hogar, me sentía afortunado de poder estar viviendo ese momento al lado de mis apreciados compañeros de banda.

— ¡Feliz año nuevo!

Comenzó a gritar Cherry llena de emoción mientras daba unos saltitos en su lugar, Saburota y Shiranui se le unieron segundos después, mientras yo observaba en silencio su escandalo mostrándoles una pequeña sonrisa.

— Ya que estamos celebrando el año nuevo ¿qué les parece si aprovechamos también para hacer un brindis? —Nos preguntó Saburota, mostrándonos esa enorme sonrisa de oreja a oreja tan característica suya.

— ¿Un brindis? —Me acerqué más a ellos.

—¡Si! —Saburota alzó su botella de cerveza, continuó con jovialidad—Brindemos por este nuevo año que inicia, y porque estamos a solo unos meses de terminar de cursar nuestro primer año de certificación de música... ¡Brindemos por estar juntos en este momento y porque Rainbow Tears está cada vez más cerca de cumplir su sueño! ¡¡Salud!!

Tras escuchar esas palabras tan conmovedoras la sonrisa en mi rosto aumentó. Saburota siempre era una persona tan llena de energía que era inevitable verte contagiado por su vitalidad. No dudé ni un segundo en corresponder al brindis, choqué mi botella de cerveza junto con las otras tres, experimentando un agradable calor expandirse por mi pecho.

— Salud.

Dije en una voz más baja, observando con aprecio a mis amigos. El brillo de los diversos colores de los fuegos artificiales se reflejaba en el vidrio de nuestras botellas, así también como en nuestros propios rostros llenos de expectación y esperanza al pensar en lo que nos esperaba a futuro.

— ¡¡Chicos, los quiero mucho!! —Exclamó de pronto Shiranui lanzándose hacia los tres y atrapándonos en un fuerte abrazo. Su rostro sonrojado y su voz que arrastraba las palabras delataban su estado de ebriedad— Con un carajo... En verdad los tres son excepcionales, los amo, hijos de puta.

Comenzó a llorar, ocasionando nuestras risas. Lo sabíamos perfectamente, la única forma en que Shiranui podía ser sincero y decirnos esas cosas tan amorosas era estando ebrio. Su etapa de ebrio amoroso era muy divertida, completamente opuesta a su habitual forma de ser tan ruda y esquiva.

— ¡Yo también te quiero, te amo, Shiranui-san!

Cherry también ya estaba algo pasada de copas. Su voz estaba más gangosa de lo normal, sin olvidar que algunas palabras no podía pronunciarlas bien. Se acercó más a Shiranui y lo abrazó con más fuerza.

— ¡Con un carajo Cherry, siempre que me abrazas pegas mucho tus pechos a mi cuerpo! ¡No lo hagas, es inco-inco-incomodo!

Seguí riendo en voz baja al ver como Shiranui trataba de alejarse de Cherry, pero esta no se lo permitía. El vocalista seguía quejándose de sus atributos femeninos mientras que ella le hacía pucheros y se le pegaba más a propósito.

Las notas de mi destino [Dororo AU]Where stories live. Discover now