De cuerdas y esperanza III: Déjame escuchar tu voz

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Fue como si se rompiera un hechizo. Muy en el fondo, sabía que no iba a poder huir de mi tristeza y nostalgia para siempre, sabía que no iba a poder mantenerlos encerrados indefinidamente en mi corazón, todos esos sentimientos iban a tener que escapar tarde que temprano. Solo bastó una simple canción para que esto pasara.

Estábamos ya a mediados de julio. Me encontraba encerrado en mi habitación absorto en mis estudios, debía prepararme para los primeros parciales que iban a ser en unas cuantas semanas más. Tenía mis audífonos puestos, escuchaba música de piano tranquila para relajarme mientras estudiaba.

La lectura de mi libro de armonización melódica fue interrumpida cuando unas tranquilas y agradables notas de piano comenzaron a resonar en mis oídos. De inmediato levanté la vista y me quedé paralizado cuando reconocí la canción: Claro de luna de Debussy.

Irremediablemente el recuerdo del hermoso y siempre risueño rostro de Dororo apareció en mi mente, las palabras que pronunció cuando escuchamos juntos esa hermosa canción resonaron en mi cerebro: "Ahora es una canción especial para ambos, ya que siempre nos hará recordar este momento".

Esas simples notas bastaron para romper las cadenas en mi corazón, uno tras otro volvieron todos los recuerdos de esos hermosos momentos a su lado. Mis ojos comenzaron a humedecer. No, no podía permitirlo, debía huir de ellos de nuevo.

Para empezar ¿por qué demonios había sonado esa canción de pronto? Durante todo ese tiempo había sido muy meticuloso en evitar cualquier cosa relacionada a ella ¿por qué sonaba ahora?

Me dirigí a mi laptop y enarqué mis ojos frustrado cuando descubrí la razón. De alguna manera al reproductor de música que tenía abierto, el cual estaba en modo aleatorio, le había parecido divertido poner a reproducir una lista que había creado hace meses atrás, para ser preciso, cuando inicié mi relación con ella.

"Mi pequeña Dororo". Ese era el nombre de la lista de reproducción. Poco a poco fui agregando canciones que me la recordaban, o aquellas que nos gustaban a ambos. Todas esas canciones que escuchábamos juntos en esas agradables y cálidas tardes en donde simplemente nos sentábamos en silencio, uno muy cerca del otro mientras yo tocaba mi inseparable guitarra y ella dibujaba con una inmensa tranquilidad.

Claro de luna, Transistor, Notas y palabras, Creer, Gran Escape, Sólo tú, El amanecer y las luciérnagas, Always, Love of my life, Little Lover, Unchained Melody, Everything I do, Crazy, More than words, When I look into your eyes... Esas y otras muchas canciones más conformaban esa lista. Tanto canciones compuestas especialmente para ella como otras que amaba o amábamos.

"No... Esta lista de reproducción debe irse de aquí". Pensé percibiendo como si me estrujaran el corazón por dentro. Moví el cursor para eliminarla, pero tal cual como me había pasado cuando lo intenté con mi celular, me fue imposible. Sabía que era lo mejor hacerlo, debía olvidarlo, debía dejarla ir, ella me lo había pedido, debía hacerlo, era lo mejor para ambos, eso lo sabía muy bien, pero simplemente no me atrevía.

"No puedo... ¿Por qué querría olvidarme de una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida? ¿por qué olvidarla si ella me hacía tan feliz? ¿no sería más triste mi vida si la olvido? ¿si pretendo que ella nunca existió? No puedo pretender que estos sentimientos no están aquí, que ella sigue siendo mi mayor motor para continuar".

Tras llegar a esa conclusión eso fue el quiebre para mí. Horas después, mientras la lista de reproducción aun sonaba me fue imposible seguir huyendo al dolor y los recuerdos. Incluso mi estudio había quedado olvidado, me encontraba recostado en mi cama mientras observaba cuidadosamente su preciado cuaderno de dibujo, ese objeto que era tan valioso para ella y sin embargo me lo había regalado.

Las notas de mi destino [Dororo AU]Where stories live. Discover now