De avanzar sin detenerse V: En tus ojos

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—Gracias por todo, Taho. Y de nuevo, me disculpo por enojarme contigo.

Escuché la débil voz de mi hermano al otro lado de la línea. A la par, mi consciencia que tantas molestias me ocasionaba siempre, empezó a perforar mi mente, ocasionando que la angustia que me obstruía la respiración no cesara: "¿no piensas decirle la verdad? ¿en serio eres tan cobarde? Debes ser sincero y decírselo. Debes confesarle que tú y Dororo se besaron. Sin importar las consecuencias que esto traiga, sabes que es lo correcto".

Abrí levemente los labios para hablar, pero era como si una maldita mano invisible me estuviera obstruyendo la garganta, imposibilitándome hacer esa confesión. Incluso experimenté una espantosa falta de oxígeno, mis entrañas se revolvieron. En lugar de decirle la verdad, solo pude responderle las siguientes estúpidas palabras:

—No te preocupes, hermano, creo que, en este caso, ambos cometimos errores. Así que me disculpo también por no decirte que iba a Iwate.

Apenas la llamada con Hyakkimaru terminó, me dejé caer pesadamente en la cama. Luego hundí mi cara en mi almohada para seguir sumergiéndome en mi auto decepción, y en el enorme odio que sentía hacia mí mismo.

—"No debiste pedirle disculpas por eso... debiste disculparte por besar a su ex novia. Fuiste un cobarde al ocultárselo. En verdad eres el peor hermano del mundo".

Mi conciencia no dejó de reclamarme ni un momento. Sumado a eso, todos los recuerdos de lo recién vivido no dejaban de aparecer en mi cabeza. La llamada de Dororo. La imprudencia de sugerirle ir a visitarla en su cumpleaños. La sorpresiva llamada de Hyakkimaru, que me tomó desprevenido en el tren Bala. Su grito envenenado en celos. Mis intentos fallidos por regresarle la llamada, e intentar desesperadamente explicarle el porqué de mi viaje.

Incluso le dejé más de un mensaje, jurándole por mamá que no iba a verla con segundas intenciones. Y a pesar de eso, aunque en el fondo lo sabía, que realizar esa visita era como jugar con fuego, aun así, no me importó. Desencadenó ese final en donde Dororo y yo terminamos quemándonos.

Nuestra soledad se encontró, reflejándose en ese beso cargado de culpa y tormento. Una falsa ilusión que adormecía el sufrimiento, que se burlaba de nuestro despecho. Ella por la ausencia de Hyakkimaru, yo por el incomprensible rechazo de Mutsu.

En solo segundos, mis aseveraciones se convirtieron en vergonzosas mentiras. De una manera cruel y cobarde, le mentí aún más, asegurándole que solo había sido una inocente visita. La verdad de ese beso quedó dormida en lo más profundo de mi corazón. No podía salir a la luz. Por más que lo intenté, no pude ser sincero pues temía las espantosas consecuencias que podrían traer el serlo.

—Perdóname, hermano. Perdóname por ser tan cobarde. Perdóname por mentirte. Jamás ocurrirá de nuevo. Jamás volveré a acercarme a esa mujer que tan importante es para ambos. Esta vez es en serio. No la buscaré de nuevo.

Le repetí a la nada, murmurando con desesperación entre dientes. El ardor de mis lágrimas culposas se paseó durante un buen rato por mi rostro, hasta que finalmente el cansancio emocional que experimentaba me ayudó a quedarme profundamente dormido.

 El ardor de mis lágrimas culposas se paseó durante un buen rato por mi rostro, hasta que finalmente el cansancio emocional que experimentaba me ayudó a quedarme profundamente dormido

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Las notas de mi destino [Dororo AU]Where stories live. Discover now