De cuerdas y esperanza IX: Heridas que no cicatrizan

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El sonido de la aguja eléctrica llegó a mis oídos desde la habitación que se encontraba al fondo de la sala de espera en donde me encontraba. No pude evitar que un escalofrío recorriera mi espalda y el ritmo de mi respiración aumentara a causa del miedo que comenzó a invadirme.

— "Debo estar loco". —Pensé mientras mi pie comenzaba a moverse de arriba hacia abajo con rapidez en un tic nervioso—. "Aún no es demasiado tarde para arrepentirme, tal vez lo mejor sea huir".

Hice un ligero ademán de levantarme. Aunque una parte de mí en verdad deseaba huir despavorido del lugar me contuve apenas vi a mis amigos a mi alrededor. Recordar su compañía me ayudó a tranquilizarme un poco. Ellos habían hecho todo lo posible por apartar tiempo libre y acompañarme para darme apoyo a moral.

¿Qué clase de cobarde sería si me arrepentía a último momento? Estarían desperdiciando su valioso tiempo y eso no era justo para ellos. Tensé mi cuerpo para obligarme a no moverme, cerré mis ojos y después comencé a dar unas lentas respiraciones para lograr tranquilizarme. Lo que iban a hacerme no podía ser tan doloroso ¿o sí?

— ¿Qué pasa, Hyakki? —Preguntó Shiranui en un tono bajo sin dejar de hojear la revista que tenía en sus manos.

— ¿Eh? Ah... n-nada, no pasa nada.

Maldije internamente cuando no pude evitar responder entre tartamudeos. Esto ocasionó que Shiranui despegara la vista de la revista y me examinara con detenimiento. Hice mi mejor esfuerzo por mostrarle un semblante relajado, aunque no sabía si podría lograrlo pues aún me sentía asustado.

— ¿Te sientes bien? —Se unió Saburota a la conversación, el cual estaba frente a mí—Te ves pálido.

— Si, en verdad estoy bien. —Intenté sonar convincente, cuando la realidad era que con cada segundo que pasaba me ponía más nervioso.

— Pobre Hyakki-san, debe estar asustado. —Habló esta vez Cherry, observándome preocupada con sus ojos maquillados con un intenso morado. Se inclinó hacia adelante en su asiento para mirarme mejor al añadir con amabilidad—: Es algo completamente normal cuando es tu primera vez, no debes sentirte mal por eso.

Intenté responderle, por desgracia no logré encontrar las palabras adecuadas pues de nuevo la lucha interna por quedarme o huir surgió en mi cabeza. Pareciendo notarlo, Cherry me sugirió, sonriendo con dulzura:

— Claro que también es válido arrepentirse.

— Nadie te juzgará mal por salir huyendo como un cobarde. —Intervino esta vez Shiranui dedicándome una mueca burlona, gesto al cual le regresé una mirada molesta.

— Basta Shirachibi, no lo ayudas nada diciéndole eso ahora. —Lo regañó Saburota negando lentamente con la cabeza, el vocalista simplemente le sacó la lengua y se dispuso a seguir mirando la revista. Dándose cuenta que se había rendido, nuestro líder se dirigió a mí—: Hyakkimaru, si accedes a esto, debe ser porque tú quieras y no porque te sientas presionado u obligado por nosotros ¿de acuerdo? Piénsalo bien, aun tienes algunos minutos antes de que sea tu turno. Sea lo que decidas, nosotros te apoyaremos.

— ¡Yo siempre apoyaré a mis queridos Rainbow Tears en todo lo que decidan! —Gritó Cherry con su voz siempre tan fuerte y empalagosa.

— Prometo no burlarme de ti sea lo que decidas hacer. —Concluyó Shiranui encogiéndose de hombros, y dándome un golpecito en la espalda a forma de apoyo.

Observé a mis tres amigos y compañeros de banda conmovido, ellos se limitaron a dedicarme semblantes tranquilos y sonrisas amables. Tras seguirlo pensando por algunos minutos más, finalmente su sincero apoyo fue el que me ayudó a llenarme de valor y decidirlo. Les hablé esta vez sin un solo rastro de miedo o duda en mi voz:

Las notas de mi destino [Dororo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora