Listen to me [Tamaki Amajiki]

17| Bridge

Me encontraba tomando mis cosas para irme en unas a la casa de mi padre. Él pasaría por mí y me regresaría mañana por la tarde, si es que todo salía bien.

En verdad no quería, me arroje en la cama e hice un pequeño berrimche desacomodando la misma.

Al terminar, suspiré y miré a mi alrededor al suspirar.

Y entonces salí en busca de un vaso de agua. Tamaki estaba ahí junto con un chico pelirrojo de primero.

Me iba a acercar, pero al recordar la escena de la mañana, me sentí avergonzada y me alejé aún buscando mi vaso de agua.

Me senté en la silla junto a la barra de la cocina y pude sentir a alguien sentarse, pero sin prestar atención ya que estaba ocupada revisando mi celular.

-¿Cómo te encuentras, Ongaku _________? -dijo ella, la miré presionando mis labios.

Dude si contestar, sólo la miré pensando en una excusa educada para salir de ahí.

-¿Qué pasa? ¿Desapareció tu voz? -dijo burlándose, en ese instante quise ahorcarla.

Se estaba burlando de mí.

-Entonces no me vas a hablar... -murmuró, yo no aparte la mirada de ella. -¿Buscas intimidarme? ¿O yo soy quien te intimido?

-Ya es tarde, buenas noches.

Dije levantándome buscando poder ir a mi habitación, pero uno de sus espejos apareció frente a mí deteniendome.

-Sólo mírate... ¿A quién buscas engañar queriendo convertirte en una heroina?

La mire por el reflejo de su propio espejo. Aquel pitido sonó en mi oído advirtiendo me que me estaba molestando.

Seguí caminando, finalmente entrando a mi habitación y sintiendo mi respiración temblar. Me recargue en la puerta, mientras aquel sonido en mi oído seguía.

Lo cubrí mientras aún trataba de calmar mi respiración y antes de que pudiera sentir con más fuerza aquel pitido, mi celular sonó.

Era mi padre, ya estaba fuera, tome mi mochila y salí de las habitaciones sin despedirme de nadie.

Subí al auto y así, llegamos a casa.

-¿Estas bien? -me preguntó mi padre al llegar, hice un esfuerzo por sonreír pero estoy segura de que sólo salió una mueca.

-Sólo, estoy un poco cansada... -me excuse. -Y nerviosa... Tiene mucho que no los veo...

Mi padre suspiró y me miró con tranquilidad. A él tampoco le agradaba la idea pero no podíamos huir de mis abuelos maternos toda la vida.

♫♫♫

Tamaki.

Era temprano, por lo que me levanté a sabiendas que hoy tendría residencia y debía presentar a Fatgum con Kirishima-san.

Salí de los dormitorios y vi a _________ entrar a la U.A. siendo escoltada por Midnight-sensei, ella me miró de reojo. Le sonreí tragando mis nervios y ella sólo hizo una mueca.

Me quedé ahí un momento confundido, ¿ella estaba bien? ¿Qué había ocurrido?

Kirishima llegó y entonces ambos partimos, pero no pude apartar a __________ de mi mente.

Desde lo ocurrido con el cambio de conciencia, no podía evitar pensar que ella en verdad guardaba muchas cosas. Que pese a tener una sonrisa y tener una gran oportunidad como futura heroina, algo parecía detenerla.

—¿Cierto, Suneater? —dijo Fatugum al momento de sellar la hoja de Kirishima, lo miré apanicado porque no sabía de qué hablaba.

—Am...

—Así que no estabas escuchando —dijo sonriendo y entonces me ofreció un chocolate. —Toma, ayudará en tu concentración.

—¿Gracias? —dije al tomar aquel chocolate y entonces fuimos a vestirnos para patrullar.

Estábamos en una calle abierta y entonces unos niños formados iban frente a nosotros.

Liderando los iban los héroes Uhane y Kazan, el primero tocando una canción en Ukele mientras que el pelirrojo aplaudía y los niños iban concentrados en no caerse.

—¡Uhane! —gritó Fatgum y el héroe se nos acercó, mientras Kazan sólo me saludó con un ademán y se fue con el resto de niños.

La agencia de Uhane y Kino, literalmente son héroes de alma y cuerpo. Ayudan a personas ñ, héroes y villanos.

Son... Una especie de centro de rehabilitación para estar bien contigo mismo y el kosei.

—Tenía mucho tiempo sin verte —dijo Uhane-san con su tranquila voz. —Suneater y... Un chico nuevo.

—Soy Kiri... ¡Red Riot!

—Un placer —saludo él. —Nosotros también recibimos a una chica de la U. A. —dijo.

Y por arte de magia, a la calle de a un lado entraron Kino-san y _________, está última con una expresión algo sombría.

—Fatgum —saludó la heroina con una expresión de completa seriedad, tal y como era ella.

—Oh así que tú eres Lyric —saludó Fatgum, ________ le sonrió levemente.

Tras ese encuentro, los cuatro volvimos a los dormitorios juntos.

—¿Entonces su salón también tiene a un loco competitivo? —dijo _______ mientras sorbía un poco de su malteada. Y miraba de reojo a Kazan ya que se refería a él.

—Yo no le diría a Bakugō "loco" pero tal vez sí competitivo... sólo poquito... —dijo Kirishima intentando defender a su compañero.

—¿Es una indirecta o algo así? –preguntó Kazan alterado.

—Si te queda el guante... —murmuró ______ mirándome con una sonrisa. Le sonreí ligeramente.

—No le enseñes a Amajiki tus artimañas —dijo y comenzó a a revolver el cabello de ________ cubriendo su vista.

—Sólo mencionó tu sueño frustrado de ser un dictador... —decía ella intentando recuperar su vista.

—Sueño frustrado... creo que todos tenemos uno ¿no? —dijo Kirishima tratando de separar a esos dos.

—Sí, yo quería ser surfista —dijo Kazan asintiendo al soltar a _______. —Pero cuando me ponía nervioso derretía la tabla y ya no tenía dónde sostenerme.

Todos reímos ante su comentario.

—A mí me hubiese gustado practicar artes marciales mixtas —relató Kirishima con calma.

—Y te creabas un jodo —dijo _______ asintiendo, Kirishima igual lo hizo feliz.

—Yo quería ser una idol —dijo ella un poco avergonzada. —Incluso quería asistir a una de esas escuelas, pero mi abuela dijo que me iban a matar de hambre y no me dejó ir —confesó. —Luego quise armar una banda... el único integrante era yo..

Kazan y Kirishima rieron, yo sólo sonreí. ¿Idol? ¿Banda? Ella siempre se quiso dedicar a la música, pero estaba por debutar cómo heroina... ¿por qué?

—¿Y tú, Amajiki-senpai? —me preguntó Kirishima, bajé la mirada incómodo.

—Yo quería ser chef... pero incendié un plato de cereal al iniciar...

—¿Cómo incendias un plato de cereal? –murmuró _______, baje la mirada aún más.

—Ya sé cocinar, lo prometo.