25| Ausdruck

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Miraba al doctor hablar con mi padre mientras que mi abuela me obligaba a comer esa comida sin sal del hospital.

Hice una mueca de asco al sentir el sabor.

-Sabe a cartón... -dije sin pasar el bocado, mientras que mi abuela movió los labios.

Ladee la cabeza.

-La tuya por si acaso.

Ni me dolió el golpe después de eso.

Según el doctor, dentro de poco me darían de alta. Decía que mi tímpano estaba recuperado pero mi oído interno seguía descompuesto.

Solté un suspiro cansada, ya que salir del hospital significaba ir a verla...

Tomé mi maleta con un par de cosas y los aparatos que me ofrecía la enfermera.

-¿Y para qué si no oigo ni chucha?

Mi padre me lanzó una mirada asesina y tomé los aparatos. Ni que mágicamente me curará.

Agradecí y salí mientras que mi padre traía una pequeña caja que me ofreció y mi abuelo me daba palmadas en la cabeza como si fuera un perro.

No entendía porque no me daba felicidad salir del hospital.

♫︎♫︎♫︎

Solté un suspiró al darme cuenta que ya había amanecido. Estaba agotada pese a que dormí lo suficientemente, sentía mi garganta seca y una opresión en mi pecho.

Miré a mi al rededor y por un momento extrañé él hospital. Mis abuelos paternos se estaban quedando aquí, así que el lugar era un campo de guerra.

En cambio, en el hospital estaba sola, tranquila. En calma, y ahora... no entendía porque simplemente no quería ver a nadie.

Era como si, al verme, yo robara toda su alegría y felicidad.

Di la vuelta en mi cama y pensé si sería adecuado levantarme, no tenía mucha hambre... si, un rato más. Me tape con las cobijas y solté un suspiró.

No sé si me quedé dormida, ya que al instante de cerrar mis ojos, sentí que fui sacudida, solté un gruñido y al destaparme vi ahí a Mirio, Tamaki, Kazan y Nejire.

Mis mejillas se tornaron carmesí al ver a Tamaki, todo bañado, vestido y bonito. Y yo greñuda, en fachas y sin bañar.

-¿Hola? -murmuré mientras arreglaba un poco mi cabello para no parecer que me explotó el boíler.

-«Buenas tardes, dormilona» -me dijo Kazan con lenguaje de señas, guau, ese tonto aprende rápido. -«Son las tres de la tarde, tu padre creyó que estabas muerta»

Bromeó, mientras yo suspiré tratando de relajarme.

Vi a Nejire sentarse a un lado de Tamaki y este apartar la vista avergonzado, una presión en mi pecho se presentó.

¿Por qué seguía doliendo? ¿Por qué dolía lo obvio?

Agite mi cabeza y le sonreí.

-Intentó adaptarme a la vida lejos del hospital. ¿Cómo van ustedes con el festival? -pregunté tratando de sacar tema de conversación.

Nejire brincó y comenzó a hablar mientras que Kazan trataba de manera veloz traducirme todo lo que decía.

-¿Y entonces la chica de la otra clase es tu enemiga? -ella asintió. -Yo digo que ni ha de estar tan bonita, pero ¿quién soy yo para juzgar?

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