22| Broken Chord

1.9K 290 28
                                    


Tamaki.

Las cosas iban para mal. Llevaba unas semanas sin ver a _______, y no porque no quisiera, si no que, no podíamos, aunque algo me decía que ella era quien no quería vernos.

Caminaba hacia los dormitorios seguido de Nejire y viendo a Kazan a lo lejos guardando sus cosas.

El ambiente no era lo mismo sin ella y sin Mirio.

—Nejire-san —la llamó Kesshō.

Ella planeaba participar en el concurso de belleza como en el año pasado. Se fue junto con ella mientras yo seguía mi camino.

Ni siquiera me podía concentrar en mis tareas o en mis entrenamientos. Estaba tan preocupado.

—Amajiki —habló Kazan sentándose a mi lado, con su mirada seria. Yo negué sabiendo lo que me iba a preguntar.

—Ni siquiera me responde los mensajes —dije, el suspiro.

—Debí haber ido... —dijo él. —Amajiki... Yo la quiero, demasiado. La veo como mi hermana y ahora... No puedo hacer nada por ella.

Me sorprendió bastante ver a Kazan así, coloque una mano en su hombro.

—No es tu culpa... —murmure. —Si yo hubiera sido más fuerte, la hubiese podido acompañar y...

—No. Es necia, aferrada y de todas formas hubiera hecho lo que se le diera la gana.

Rió de manera amarga, ya que sabía que era para darse ánimo a sí mismo.

No podíamos sumirnos en nuestra culpa, pero tampoco encontrábamos la manera de poder ayudarla.

♪♪♪

No tenía idea de cuanto tiempo llevaba sin levantarse, había perdido completamente la noción del tiempo.

Su mirada estaba perdida y pese a que quería levantarse, no tenía las ganas suficientes y la fuerza para levantarse.

Vivir en completo silencio era aterrador. Ni siquiera le veía sentido a gritar, o seguir llorando.

Ni siquiera entendía porque debería estar tan triste. Tal vez era lo mejor ¿verdad?

Su padre venía a visitarla de vez en cuando, aunque no era como si pudieran intercambiar muchas palabras.

Y tampoco tenía ganas de ver a nadie, aunque tal vez eso esta a siendo egoísta de su parte.

Se levantó de su cama, sintiendo sus ojos hinchados y un fuerte dolor de cabeza.

Se estuvo quieta unos segundos esperando escuchar algo, pero nada.

Se supone que debía estar en shock, enojada, triste... después de todo, había perdido un sentido. Y era el que de alguna manera de daba total función a su Kosei y a la música; lo que más odiaba y lo que más amaba...

Pero no, estaba cansada, demasiado. Ni siquiera sabía que hacer y tampoco quería pensar en que haría. Lo sentía como un respiro, un respiro después de tanto tiempo.

De tanto tiempo de escuchar a la gente murmurando a sus espaldas, de escuchar que su Kosei era un peligro, de escuchar que ella seria como su madre, de escuchar que la gente decidiera lo que era mejor. Estaba cansada de escuchar y que nadie la escuchara.

Y claro, había pensado en todo lo que ser sorda conllevaba, pero... ¿por qué se sentía tanta paz?

Una lágrima resbaló por su mejilla y sollozó, sintió su pecho contraerse al ahora ni siquiera poder oír su llanto, pero no quería escuchar eso tampoco.

Tantas veces qué contuvo su llanto porque le dijeron que llorar no le serviría de nada. Tantas veces que quiso gritar pero calló porque ella no tenía permitido hacerlo. Tantas veces que simplemente quiso ser ella, pero nadie quiso a esa versión.

Y finalmente, tomó él camino de heroina.

¿Por qué?

Porqué ingenuamente creyó que si ella era lo contrario a su madre, que si ella arreglaba lo que su madre hizo... tal vez el mundo la perdonaría.

♪♪♪

Tamaki.

Llegué al hospital, dispuesto a ver a _________ sin importar que me tuviera que esperar tres horas ahí.

Camine buscando su habitación y fuera de esta vi a Leandro-san junto con dos señores de tercera edad.

¡Yo les dije que esa chamaca no estaría bien, pero como siempre soy la loca! —gritaba la señora, aunque no lograba entenderle nada.

Vieja, es que sí tienes flojos dos o tres tornillos —dijo ahora el señor. Sea lo que sea que haya dicho, logró que la señora lo mirara de manera aterradora.

Ya por favor. Lo que ________ necesita ahora es que la apoyemos y que no busquemos culpables. —habló el señor Leandro acomodando sus lentes.

Sólo que no vengan esas gonorreas de tus suegros porque les parto la jeta —dijo la señora sonriendo macabramente. Puedo jurar que una aura roja la rodeó.

Te digo, tú nada más quieres andar peleando, vieja guanga —habló el señor mientras se sentaba agotado.

Junte valor y camine hacía ellos sosteniendo el ramo de orquídeas y sintiendo mis brazos temblar.

Me recargue en la pared juntando valor y por un momento miré a mi lado. Ya no estaba ________ para darme un consejo contra mi ansiedad... era mi turno de estar para ella.

—Buenas... tardes.... —hablé cuando estuve frente a ellos, haciendo una reverencia. —Soy Tamaki Amajiki, compañero de ________, he venido a visitarla.

¿Y este que tiene en la lengua o qué? —habló la señora mirándome raro.

Hijo, dile que yo no hablo Taka taka. —dijo ahora el señor.

—Amajiki-kun, que bueno verte —me saludó. —Sé que has estado preocupado por _______, pero está sumida, no quiere ver a nadie.

—Lo sé... pero, en este momento ________-san se debe estar culpando a sí misma y cree que se lo merece, cuando es obvio que no es así. Quiero hacerle entender eso...

—Gracias, Tamaki. Pero si ella se encierra en un mundo que cree que es mejor para todos y se olvida de ella.

Baje la mirada, eso era cierto. Y ahora... era mucho más difícil hacerla entender. Pero no podía rendirme. Nunca he hecho nada por las personas que quiero... nunca he podido estar para ellos. Ni siquiera pude estar con ella cuando le ocurrió esto, debía estar con ella ahora.

—¿Puedo verla?

Listen to me [Tamaki Amajiki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora