28| Chiuso

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Y nuevamente estaba aquí, últimamente me la vivía en el hospital. Y cada vez, me sentía peor.

Según el doctor fue un ataque de pánico, aunque en realidad ya no me importaba.

Tampoco podía volver a la U. A.

El doctor entró junto con una enfermera mientras me tomaba los signos vitales.

Colocó el aparato que escribía lo que decías mientras hablabas, mucha ciencia.

“Me alegra que ahora te sientas mejor, el medicamento está haciendo efecto”

Asentí, aunque no pude evitar ver mi brazo, aún seguían las marcas de la intravenosa.

“En cuanto a la sordera, sabemos que fue un efexto secundario de tu kosei, sin embargo... Como todo, tu cuerpo puede remendar el daño, tal y como lo hizo con tu timpano, pero no lo está haciendo cin el resto”

Baje mi mirada...

“Las vibraciones que expulsa tu kosei al tocar algun un instrumento las estas manteniendo dentro de ti, y ahora no lo estas usando, pero tú misma te estas haciendo esto. Te estas autolesionando”

Asentí, mientras presionaba las blancas sábanas.

—Si no... Si no lo hago... Puedo lastimarlos, no puedo controlarlo, por más que me esfuerzo. Si dejo que las vibraciones salgan, terminaran dañando a todos...

El doctor colocó su mano sobre mi cabeza.

Tu familia... ¿Lo sabe?”

Negué.

Tú misma te has causado el pitido durante años también, y el ataque para evitar dañarlos”

Terminé asintiendo.

Después de todo... No importaba que tanto me esforzará, nunca dejaría de ser la hija de Agláope.

♪♪♪

Tamaki.

—¡Vamos, dile! Fuiste tú —gritaba Kazan-san mientras tomaba con fuerza el brazo de Shiroi.

—Kazan-san, por favor, mejor hay que...

—¡Amenzame si quieres pero no tienes pruebas, ni manera de probar que fui yo!

El cabello de Kazan comenzaba a sacar humo, lo que me indicaba que estaba tan furioso que su cabello se volvería lava.

—Además, le hice un favor. Ya no podría volver a la escuela sin usar su kosei por su supuesta sordera y ahora no puede volver porque nadie la quiere. —ella rió de manera descarada.

—No lo entiendes ¿cierto? —interrumpí.

Ambos me miraron.

—Ha vivido con esa carga toda su vida. Nosotros no sabemos como era su madre, ni lo que la llevó a eso. Ella no quería ser un héroe como nosotros. Pero lo hizo por personas como tú que creen que va a ser igual que ella. Por personas como tú, su vida se ha vuelto un infierno, por personas como tú es que alguien tan bueno como ella estén sufriendo. Tú eres la que no puede ser héroe si no sabes separar las acciones de sus padres y las de ella.

Coloqué mi mano sobre el hombro de Kazan, apartandolo de ella, para así alejarnos. Shiroi no dijo nada , sólo nos vio alejarnos.

♪♪♪

Llegamos al hospital donde estaba _____, con el permiso de la escuela. Ahí estaban sus abuelos y su padre.

La enfermera nos comentó que sólo podía entrar uno, Kazan y yo nos miramos mutuamente.

—Entra tú, Romeo —me dio una fuerte palmada en la espalda.

—¿Romeo?

No dijo nada y me empujó dentro de la habitación. Y ahí estaba ella.

Me sorprendió verla con la caja de su violin.

—Hola... —murmure y luego me di un golpe mental, era obvio que no me escucharía.

Me acerqué a la cama y ella me miró.

—Hola... —me sonrió pero sus ojos no se achicaron como siempre.

Me senté en la cama. Ella no me miraba a los ojos.

—Amajiki... —la miré, pero ella sólo observaba su violin. —Gracias... Tú y Kazan fueron los primeros en saber que Agláope era mi madre y nunca me juzgaron...

Su voz se fue quebrando.

—Sé que suena tonto, pero eso... Yo nunca había tenido a alguien como ustedes y ahora... Están aquí, por mi culpa. No quería preocuparlos... Lo siento, lo siento...

Las lágrimas se deslizaban por su rostro, pero intentaba detenerlas a toda costa.

Jamás había visto a una persona tan rota.

Sostuve su rostro y limpie las lágrimas con cuidado. Ella me miró.

No podía decirle que mo me importaba de quien fuera hija. Que no era su culpa. Que jamas debió cargar con ello, ella nunca debió sentir ese pesar. Pero no podría escucharme.

Sonreí ligeramente, miemtras sentía mis piernas entumecerse y mi corazón acelerarse como nunca.

Ella no era malvada, era talentosa, era divertida, era curiosa. Era quien me enseñó a ver a las personas con caras de papá, quien me dijo que si lloraba no era malo, quien me dio la confianza.

Ella era mi heroína y mi música favorita.

Aparte los mechones que se pegaban a sus mejillas por las lágrimas.

Y solamente decidí unir mis labios con los suyos.

Eran cálidos, auqnue no sabía si fue lo adecuado. Pero entonces ella correspondió mi beso.

No sabía besar, era mi primer beso, así que sólo seguí mi instinto.

Sus manos se colocaron en mi pecho, intensificando lo.

Una calidez inmensa nació en mi pecho, estaba feliz.

Ambos nos estabamos besando.

Listen to me [Tamaki Amajiki]Where stories live. Discover now