27| Hauptstimme

1.6K 264 31
                                    


Mi celular vibraba, lo escondí debajo de mi cama, para ya no sentirlo.

Sentía seca mi garganta, me dolía la cabeza.

Tenía ganas de llorar, pero no podía. No tenía el derecho.

Hacía mucho tiempo que no me sentía así... Tal vez lo más semejante fue perder el sentido del oído, pero ahora lo sentía como mi merecido, no como algo necesariamente malo.

Sentí un peso sobre la cama, tal vez ya me iba a cargar la flaca.

Voltee ligeramente y ahí estaba mi papá.

—Oh, eres tú —dije fingiendo decepción.

Me entregó una libreta y me sentí enfadada al leer su contenido.

—No quiero ir.

No iba a ir con mis abuelos maternos, están locos. Son estrictos y te juzgan hadta la forma de respirar.

"Te dare un obsequio"

—¿Lo que quiera? —el asintió. —No volveré a la escuela... Hasta que se me de la gana.

"Eso es flojera"

—Entonces no voy.

"Bien, lo que tú quieras".

♫︎♫︎♫︎

Camine dentro de aquella finca sintiendo mis piernas temblar, mientras que mi padre me miraba dándome apoyo moral.

Solté un suspiro y tocamos esperando a que nos abrieron. Entramos y ahí estaban mis abuelo maternos.

Los miré y me sentí chiquita. Vi a mi papá mover los labios mientras que ellos los movían también, mi padre me dio una palmada en la espalda.

—Buenos días —dije y vi sus labios moverse. Sí... suena muy interesante.

¿Entienden? Suena interesante.

Ya entendí, no dio risa.

Mi padre me dio un codazo y vi a mi abuela frente a mí. A esa vieja no le pasaban los años seguía igualita esa doña.

—Hola... —murmuré, y repentinamente me abrazo.

Solté un suspiro y no supe que hacer. Estaba harta de esto.

La relación con mi abuelos maternos nunca fue muy bonita.

Mi... Mi madre..

Ellos eran demasiado estrictos, siempre quiso dedicarse al canto, pero mis abuelos le dijeron que no tenía el suficiente talento.

Mi madre estudio lo que ellos le dijeron, hizo lo que ellos quisieron toda su vida.

No sé si sea verdad, pero mi padre dijo incluso ver moretones en ella... Aunque yo no puedo negar lo ni confirmarlo ya que me entristece pensar eso.

Incluso cuando conoció a mi padre, él dice que les temia. Y mi padre se dedicaba exclusivamente a la música.

Supongo que cuando se conocieron fue admiración de parte de ella, y como no, mi padre está bien guapo y es bien luchon.

Pero, él me dijo que las cosas cambiaron cuando ella descubrió lo que verdaderamente era su kosei. Ya que, nunca había cantado en público.

Fue ahí que todo se descontrolo.

Después de... Eso... Y de que nos mudamos al otro lado del mundo no los vi ni tuve comunicación con ellos.

Hasta hace un par de meses y ahora.

Pero hey, no todo es malo.

No tengo que oírlos y eso es mil veces mejor. Sordera, gracias por llegar, jamás vuelvo a renegar de ti.

La cena fue la cosa más incomoda del mundo, pero si me hablaron no me enteré, si hablaron de mí tampoco. Y eso no me molesto del todo.

Mi padre me dio una servilleta mientras yo veía confundida a todos.

"Quiere que vayas a verla" Era lo que decía aquella servilleta.

Miré a todos mientras sentía una opresión en mi pecho.

Casi seis años... Y aún no me sentía lista para verla, no aún.

Negué y le entregue la servilleta a mi padre.

—No —fue lo único que dije, pude ver el rostro enfadado de mi abuelo.

Y entonces se levantó parándose frente a mí.

«No puedes ocultarte»

Leí sus labios y entonces me sentí enfadada.

¿Estaba siendo cobarde?

Para empezar termine así creyendo que podría remendar todo lo que hizo mi madre.

Sentí mis ojos cristalizar se. Y entonces me levante, dispuesta a salir. Pero mi abuela tomó mi mano.

«Ella merece verte»

¿Ahora ellos sabían lo que mi madre quería?

—¡Basta!

Grité y nuevamente aquel pitido en mis oídos me hizo perder el equilibrio.

Caí al suelo y ellos se acercaron pero me alejé.

—Sólo detengan se... —dije aún sintiendo que mi tímpano volvería a explotar.

Y como siempre, termine arruinando la cena.

Estaba recargada en la ventana del auto mientras podía sentir las vibraciones de la música del auto.

Ni siquiera podía ver a mi papá. Llegando a casa, baje sin mirar atrás, pero él sostuvo mi brazo, yo negué.

El escribió en su celular.

"Tenemos que hablarlo"

Yo negué.

—Lo arruine, como todo... —sentí mis lágrimas comenzar a salir, pero no entendía porque lloraba.

El negó.

—Ya no sé qué hacer... —el intento abrazarme, sólo retrocedí.

"Ten paciencia, es un esfuerzo que todos hacemos"

Negué nuevamente.

—He hecho todo porque yo cause todo... Nunca pude ser aceptada, no pude ser como tú, ¡arruine tu carrera!

Él negaba mientras intentaba acercarse a mí.

—Se supone que debía ser tu orgullo, él de ella ¡y nos abandono! Yo debía ser quien arreglara todo ¡y ni eso pude hacer! ¡Ahora mírame! ¡Por mi culpa todos están como están! Hice llorar a Kazan, a ti, quien sabe que vaya a pasar con la escuela y puedo lastimar a todos los que se me acercan.

Y después de tanto, mis ojos verdaderamente estaban soltando lágrimas. Mi respiración se aceleraba y me costaba respirar, el pitido causaba un fuerte dolor en mi cabeza.

Mi oído derecho también comenzó a doler también. Llevé mis manos tratando de detener el dolor.

Él se acercó a mí, pero no podía concentrarme en mada más que el dolor y en mi necesidad de respirar.

Contenlo, contente...

Todo se volvía borroso, no podía respirar. Me lastimaba.

¿Cómo podía detenerlo?

Listen to me [Tamaki Amajiki]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu