XVIII: EXTRAÑO

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El comportamiento errático de Hanna me sorprendió a más no poder. Repitió en más de una ocasión el nombre de una tal Georgiana, pero por más que la mencionara o siquiera tratara de describirla no la conocía; no tenía idea de quién o de qué estaba hablando. Por ende, decidí llevarla a su habitación para que descansara un poco y despejara su mente, con el fin de que estuviera un poco más tranquila para las actividades programadas durante el día. Cuando el reloj marcó las nueve de la mañana, todo el grupo se reunió en la recepción del hotel y quizás la tristeza llenó mi corazón; si bien es cierto había convivido con todos mis compañeros desde el primer año de secundaria, observaba a algunos como si se me hiciera extraño que estuvieran presentes. 

Kennedy y algunos Alfas y Lunas se encontraban presentes en la sala; sin embargo, algo me decía que ellos no debían estar aquí… Como si yo hubiera hecho algo malo en su contra… aquella sensación se hacía más presente mientras los profesores nos daban las instrucciones para la actividad preparada para el día de hoy. Un torneo de volleyball cuyo ganador sería el beneficiario de un paseo por toda la isla con almuerzos, bebidas y snacks incluidos; Hanna se presentó ante nosotros luciendo un vestido de baño blanco con su extraño collar brillando por la luz del sol. Tomé su mano para llevarla a la playa en compañía de Charles y Eric, pero esta se alejó del segundo sujeto con el ceño fruncido y ubicándose en medio de Charles y yo. 

-¿Y esa cara Hanna? ¿No se supone que estabas feliz por venir con Matt a este viaje? -, preguntó Eric con burla mientras se quitaba su camiseta. 

-Lo estoy-, respondió mirándolo de arriba a abajo con odio. 

-Entonces disfruta Hanna, ¿Acaso no te morías y evidiabas a las demás chicas por estar a su lado?

-No te metas… 

-Vamos a jugar-, dijo Charles con una mueca-, quiero comer algo distinto a lo que ofrecen en este hotel. 

-¿Pasa algo entre ustedes? -, pregunté mientras detenía mis pasos y les indicaba a Charles y a Eric que continuarán su recorrido con dirección a la playa. 

-¿Te gustan las pelirrojas? 

-¿Que tiene que ver eso con el comportamiento entre tu y Eric?-, pregunté confundido. 

-Solo responde ¿Te gustan las pelirrojas? 

-Nunca he salido con una… incluso con la única con la que he estado en serio es contigo Hanna ¿Por qué la pregunta? 

-Por nada-, respondió esquivando su mirada-, ¿Tu me quieres? 

-Si… eres una chica con la que puedo ser yo mismo. Incluso, digan lo que digan, sé que tú no eres plástica como algunos afirman ¿Por qué estas preguntas tan raras? 

-¿Algún día llegarás a amarme? -, preguntó mirándome fijamente a los ojos.

-Supongo… Hanna estamos de paseo, no lo arruines con esas preguntas. Nunca habías cuestionado lo que tenemos y hasta ahora, luego de que saliste de no se donde se te ocurre decir eso. 

-Tienes razón-, sonrió-, estamos de paseo. Vamos a la playa y quiero verte ganar… se que lo necesitas. 

Tomé su mano nuevamente y continuamos con nuestro recorrido hasta llegar a la cancha de Volleyball. Charles, Eric, Cooper, Dickens, Kennedy y yo formamos un equipo y el partido inició con un enfrentamiento entre Verne, Galán, Rotterford, Romanov, Collins y Gómez, y nosotros. Las maniobras de ambos equipos eran entrenadas para unos y aburridos para otros; el equipo de porristas comenzó a alentar mientras Hanna se encontraba sentada en una banca mirando fijamente a Eric con el ceño fruncido. Una vez se cumplió el tiempo del partido, el marcador dio como resultado 15 a 10 ganandonos esta ronda. 

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