XX CONFUSIÓN

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GINEBRA, SUIZA. 01 DE ABRIL DE 2019

Las instrucciones de salir de Suiza lo más pronto posible se llevaron a cabo con ayuda de los guardaespaldas de aquella pelirroja. Aunque su mirar me había cautivado a más no poder, algo dentro de mi y no se el porqué, sentía algo de culpa por volverla a ver. No sabía si era la fragilidad en la que se encontraba o simplemente la situación algo incomoda para ambos, en donde por poco y somos arrestado, deportados o hasta asesinados por haber vulnerado el acuerdo de Núremberg.

Fuera de todo lo que había sucedido, el camino hacia el aeropuerto fue algo incómodo para mi como consecuencia del cambio de actitud que había tenido Hanna una vez la famosa Georgiana nos indicó las posibles pistas que nos podría ayudar a resolver este embrollo. Su sonrisa blanca había desaparecido y sus ojos azules que alguna vez reflejaron alegría, pasión y coqueteo se apagaron y dejaron a su paso nostalgia en su mirar.

Al estar dentro de la zona internacional del puerto aéreo,  decidí comprar un mocaccino acompañado de un croasaint de chocolate de los que a ella tanto le fascinan. Hanna por su parte se encontraba sentada en una de las sillas de espera frente a la puerta de abordaje número 58 mirando a la nada y sumergida en sus pensamientos; sin embargo, ella se sobresaltó en su silla al ver que le había traído algo de comer sin que lo esperara. Por mi parte me senté a su lado y llamando su atención con un fuerte suspiro me atreví a preguntar lo que le estaba pasando a lo que ella respondió:

- Es verdad lo que dicen las leyendas acerca del encuentro entre las almas gemelas -, susurró - , por más que estén alejadas o su hilo del destino esté enredado, siempre estarán destinados a encontrarse el uno al otro.

-Hanna….

-No Matt -, susurró con una sonrisa melancólica en su rostro - , no te compadezcas de mi porque no lo merezco. Por más que no la recuerdes, eso no significa que no estés destinado a amarla y me da tristeza… no ser ella…

- Hanna no te lastimes a ti misma sin saber lo valiosa que eres - , respondí tomando su mejilla para mirarla a los ojos - , pudiste haber sido la villana en esta historia, pero hiciste lo que ningún guerrero, por más valiente que sea, no se atrevería a hacer y esto es, sacrificar su propia felicidad y permitir que el amor de su vida sea libre para amar a otra persona que no sea este. Yo… yo no te merezco… un imbécil como yo que hasta ahora está aprendiendo a vivir no tiene derecho a tener a su lado a una mujer tan valiosa como tu.

-¿Y que hay del caso de Georgiana? 

- Aunque no lo creas, algo dentro de mi se remueve al pensar si quiera en su mirar… Sé y estoy seguro que cometí un pecado tan grave, que a pesar de no recordar absolutamente nada ni tampoco haber entablado más de dos horas de conversación con aquella mujer, algo dentro de mi me dice que no debería siquiera estar tocándola y no por su físico… sino… por algo más allá que va dentro de mis límites.

- ¿Y regresarás con ella después de arreglar todo este embrollo?

- Sabes… a veces el acto más grande de amor… es no cortar las alas a la otra persona para que vuele con total libertad.

(…)

IBIZA, ESPAÑA. 02 DE ABRIL DE 2019

Los nervios estaban a flor de piel y más cuando estuvimos desaparecidos por más de diez horas. La mayoría de la planta de profesores se encontraban preocupados por nuestra inasistencia a todas y cada una de las actividades programadas por los mismos, sin embargo, con una mirada coqueta de parte de mi acompañante y un beso en su boca de la mía, decidieron olvidar el inconveniente amenazando con el castigo de devolvernos a Edimburgo a primera hora de la mañana.

Meine KöniginWhere stories live. Discover now