XXI: RECORDANDO EL PASADO

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PARÍS, FRANCIA. 07 DE ABRIL DE 2019

Nuestra llegada a la ciudad del amor se pudo llevar a cabo gracias a la falsificación de nuestra identidades que sugirió el servicio secreto con el fin de no levantar sospechas ante algún informante que tenga Eric o la familia Page en los rincones del mundo. Estaba nervioso ante lo que nos encontraríamos en aquel apartamento; puede estar embrujado, también estaba la posibilidad de que Eric se encontrará en ese lugar, un monstruo podría estar oculto para proteger la morada de cualquier intruso y hasta trampa mortales se pudieron haber construido con tal de que no haya acceso de cualquier intruso a la propiedad.

Gracias al conocimiento básico que tiene Charles en francés, pudimos llegar a la dirección dada por mi padre, el cual, llegamos a la denominada Rive Gauche, la zona más exclusiva de la ciudad y cuyo coste por metro cuadrado superó los más de veinte mil euros. Al llegar a aquel edificio, algo dentro de mí sabía que me iba a encontrar con una verdad que quizás lastimará mi alma, no sé si era por el hecho de que fue una propiedad compartida por una de las amantes de mi padre o quizás esa amante no tenía ese título en el corazón de mi padre.

Al subir al apartamento 615, mi instinto me indicó que algo malo encontraré detrás de esa puerta. Hanna, quien fue la persona que tuvo la magnífica idea de estar ahí, arrebató las llaves de mi bolsillo del pantalón y abrió la puerta rápidamente encontrándonos de repente el cuerpo putrefacto de un hombre tirado en el suelo. Ante mi estupefacción, Charles me obligó a entrar para que nadie se diera cuenta de tal escenario mientras Hanna buscaba el interruptor para iluminar el lugar. A los alrededores del lugar, periódicos cuyas portadas estaba mi familia y yo se encontraban pegadas en la pared, mientras algunos recipientes de pociones se encontraban vacías sobre la encimera de la cocina.

Al llegar la luz, los grafitis llenos de odio hacia la familia real no se hicieron esperar y la foto de mi padre, más que grafiteada, se encontraba totalmente arrugada y manchada de lo que parece ser sangre en sus esquinas. Caminé lentamente por los alrededores tratando de no hacer contacto visual con el cadáver, tratando de buscarle sentido a lo que había a mi alrededor; algunos libros de hechicería se encontraban en el suelo y ni hablar de las botellas de vino de origen español tiradas en los rincones de las habitaciones.

En la habitación principal encontré un gran cuadro de quienes eran María Eugenia y su compañero, con varios papeles arrugados sobre la cama. Tomé uno de ellos para saber de qué trataba su contenido y me di cuenta que se encontraba impreso un sello de la corona en la punta superior derecha de la hoja. La letra de mi padre la reconocí inmediatamente y los nervios se hicieron presentes mientras al leer la primera frase de aquella carta.

12 de julio de 1981, Edimburgo. Escocia.

Mi amada…

Hace meses que no te he visto, desde aquella noche en la que decidiste irte con tu compañero a Madrid, sin saber el cómo o el porqué. Desde que te fuiste, mi vida ha sido un suplicio; he tenido que convivir con aquella persona que se supone que la Diosa Luna dispuso para mi pero en realidad no soporto ni su olor.

Se que debería estar agradecido por haberla encontrado, pero en realidad desearía no haberlo hecho. Por su culpa te perdí y estaré ligado a ella hasta que la Diosa nos reclame como suyos en su reino. Espero que cuando leas esta carta, tu compañero te haga reír igual o más de lo que yo solía hacerlo.

Extraño desde tu mirada hasta tu hablar. Siento que tu compañero no es digno de ti y no lo digo porque siga sintiendo amor por ti, se que se trae algo malo y no es si por la forma en cómo se pasea por algunos eventos realizados por la corona o por aquel aura de maldad que le noto en algunas oportunidades cuando no estas.

Meine KöniginWhere stories live. Discover now