VI: SER LIBRE

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ZÜRICH- SUIZA. 03 DE AGOSTO DE 2018

POV GEORGIANA 

Diecisiete años de existencia humana y después de haber sobrevivido a dos intentos de homicidio, aún no lograba escapar de la desgracia por más protección pagase mi padre en mi favor. El verano suizo estaba en su máximo esplendor, las sirvientes corrían de un lado a otro organizando y preparando el protocolo de mi traslado al hospital y los escoltas de mi padre, con algunas armas escondidas en su cuerpo, custodiaban la lujosa propiedad ubicada en la zona más exclusiva de la ciudad. 

Hoy era mi cumpleaños y papá me prometió darme mi regalo de cumpleaños después de la cirugía. Los nervios eran notorios en él por más gafas y lentes de contacto usase para ocultarlos; gracias a la compra ilegal de una crema para curar las pequeñas fracturas, pude curar mis muñecas para poder siquiera arreglar mi cabellos mientras me miraba a mi espejo hecho en oro y zafiros. El único sonido que se escuchaba allí dentro es el correr de las manecillas del reloj, mi típico brillo burlón en mis ojos había desaparecido y las pesadillas que fueron ocasionadas por el ataque de… de… 

Una lágrima se escapó de mis ojos de forma rebelde y una y otra vez me recrimina mi conciencia por haberme enamorado de él. Un hombre con un desprecio a las personas que lo rodean y con comportamientos extremadamente narcisistas, me cegó a tal punto, de traicionar mis ideales amorosos y fijarme en alguien, cuyos defectos son más que sus cualidades. Solté una sonrisa melancólica mientras pasaba una y otra vez mi cepillo de oro sobre mi cabello, me enamoré de una clase de hombre, al que en muchas ocasiones critiqué y desprecie en todos los sentidos de la palabra. 

-Lady Von Bismarck, su padre la está esperando en el comedor-, dijo una de mis sirvientas mientras hacía una pequeña reverencia. 

-En cinco minutos bajo-, ella se retiró y sin importar si mi cabello estaba totalmente desenredado, continué con mi actividad mientras recordaba aquella cajita roja que encontré en mi balcón. 

No sé si se me considere débil el haberlo llamado cuando perfectamente podía haber botado a la basura el regalo sin siquiera abrirlo. La curiosidad venció mi orgullo y el haber escuchado mi nombre real de sus labios, me sentí extraña y protagonista de una vida de mentira. Logré esconder aquella fotografía sin siquiera atreverme a llamarlo nuevamente por más y más respuestas. Debía respetar todos y cada uno de los ideales con los que crecí y me formé, así el corazón me diga lo contrario. 

Al como dar mi cabello gracias a una diadema hecha en oro con algunas flores como decoración, pedí a mis sirvientes acomodar mi silla de ruedas y auxilarme en mi traslado hacia el comedor. Mi padre no sabía nada de lo que había pasado en Edimburgo, ni siquiera sabe que está cirugía es una vil y patética excusa para faltar a clase y no volverlo a ver dentro de seis meses. Doy gracias a quién exista por no levantar sospechas de los eventos acontecidos hace algunos meses; las excusas de que mi comunicación con él se ha visto afectada por el acontecer de los eventos ocurridos en contra de la corona. 

Debo admitir que no tengo ni la mínima de como he hecho para sobrevivir a este problema. Esquivo todas las preguntas de mi padre diciéndole que quiero de cumpleaños y que haremos después de salir del quirófano. Únicamente tengo la certeza de que puedo morir o puedo vivir después de esto; no le tengo miedo a la muerte, la acepto como la única amiga que me ha permitido vivir. 

-Mi princesa-, saludó mi padre con una sonrisa paterna sentado en la silla principal-, hoy estas más hermosa que nunca. 

-Gracias papi-, me dolía mentirle al único hombre que no me ha hecho daño alguno. Dentro de todo el odio que siento por él, una parte de mi no quiere que algo malo le pase. 

Meine KöniginTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang