XIX ZAFIROS

1.1K 86 20
                                    

POV GEORGIANA 

GINEBRA, SUIZA, 1 DE ABRIL DE 2019

El sol atravesó mi ventana y varias voces femeninas empecé a escuchar; algunas con acento francés, otras con acento italiano y unas cuantas con acento español, me despertaron de forma abrupta mirándome con el ceño fruncido y otras murmurando cosas sin sentido. El lugar donde me encontraba era una habitación el cual compartía con cinco chicas de distintas nacionalidades; sus rostros no se me hacían familiares y lo que más me ofendió fue la forma en como estás me miraban, con asco y desprecio al verme recién levantada. 

No recuerdo absolutamente nada de lo que pasó anoche ni mucho menos reconocía el lugar en donde me encontraba. Las ineptas que tengo como compañeras de cuarto, se encontraban luciendo un uniforme cuya chaqueta y falda son de color azul rey, con una blusa de color azul un poco más claro, con una corbata de color amarillo con franjas negras y blancas, medias de color azul rey y zapatos de color negro. Oh scheiße, estoy en un internado y nada más ni nada menos que en el Instituto Le Rosey, el lugar que se supone que educa a los futuros líderes del mañana, lo que me faltaba. 

Sentándome en mi cama, tomé mi celular y me di cuenta que el reloj había marcado las siete de la mañana. No había ningún mensaje de mi padre, ninguna llamada y mi bandeja de correos estaba llena de mensajes por parte del instituto para la presentación de trabajos y exámenes. Abrí mis redes sociales y en Instagram encontré fotos de mi misma en Ginebra y otras conversaciones con mis escoltas informando el operativo de escape de este maldito lugar… Al menos no perdí mi sentido común pensé aliviada al darme cuenta que la repulsión por este tipo de lugares aún estaba latente. 

-¿Qué me miran? ¿Acaso me parezco a su madre o qué? -, aquellas palabras toscas sirvieron para que me dejaran de observar como si fuese una rata de laboratorio y me dejaran en paz. Al lado izquierdo de mi cama se encontraba ubicada mi silla de ruedas y con los movimientos matutinos de la mañana, me sostuve con ayuda de una de las barandas de mi cama y me acomode en mi nuevo lugar tratando de procesar lo que está sucediendo. 

Torpemente traté de buscar mi "uniforme" en un closet de tamaño reducido al que yo acostumbro tener en mi hogar. Las cosas se encontraban perfectamente organizadas de acuerdo al color, tipo de ropa y marca que había adquirido (supongo yo) durante mi estadía en este lugar. Suspiré frustrada al encontrar mi uniforme y decidí tomar una corta pero merecida ducha sin decir palabra alguna a las tontas que se encontraban observando mis movimientos. No sabía el porqué me sentía confundida si mi padre me había advertido que iba a ser transferida a este lugar; había estado feliz pero me siento ¿fuera de sitio? ¿Perdida? ¿Asustada? Ni yo misma estaba segura de lo que sentía. 

No conocía a nadie y estaba segura que ellas tampoco (aunque juzgando su comportamiento no creo que ellas sepan pensar). Muchas preguntas y ninguna respuesta tenía al pensar la fecha en la que había llegado a este lugar y en qué momento había conocido a las descerebradas que tengo como compañeras. Luego de terminar mi baño, me puse mi uniforme y salí de allí en dirección a mi tocador, el cual por suerte, conservaba mi cepillo hecho en oro. 

-¿Desde cuando te levantas tan tarde Von Bismarck? ¿No se supone que eres la estudiante estrella de este lugar? -, preguntó una castaña de ojos cafés con burla. 

-Lo que haga o deje de hacer es asunto mío y en vez de estar pendiente de lo que hago o dejo de hacer, preocúpate por tus propios asuntos. No eres nadie a quien este obligada a darle a conocer lo que hago o no con mi vida. 

-Como siempre grosera-, interino una pelinegra. 

-¿Y entonces qué? ¿Me debo disculpar con un gusano por su comportamiento estúpido e irracional? No querida, por tu postura presumo que eres una becada con suerte que al tener amigas ricas piensa que también tiene poder, pero no es así. Lo más alto a lo que vas a llegar a ser es ser gerente de una sucursal del banco de tu pueblo; así que desaparece de mi vista, no amanecí como de buen genio para aguantar entes sin capacidad de usar su cerebro. 

Meine KöniginWhere stories live. Discover now