Irracional

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Una semana pasó después de su famosa salida, toda ella repleta de arrepentimiento, y en algunas ocasiones, con miedo. Al recibir una llamada, el pánico lo invadía y su voz se volvía errática, después de ver el nombre sobre la pantalla y descolgar el teléfono, su mente se tranquilizaba un poco al escuchar la voz de su madre o algún compañero por el otro lado de la línea, ¿Cuánto tiempo estaría así?

Su tiempo en el trabajo se vio afectado, era más lento, sin embargo, agradecía su cercanía con su jefe, pues debido a ello es que nadie; o al menos casi nadie, se atrevía a cuestionarlo. Cada día pasaba lentamente cual tortura, haciéndolo replantearse sus acciones, pero cuando recordaba aquella noche, una completa ola de emociones lo golpeaba, arrepentimiento y gozo; la dicha de aquel roce entre pieles y la miseria que traía consigo aquello.

Tenía que estar maldito, de cualquier otra forma, su mala suerte no la podía explicar con nada más. Se recargó sobre el respaldo de su asiento e inhaló profundo, tenía que sacar aquella noche de su cabeza, olvidar que profanó el cuerpo de un joven; en toda la extensión de la palabra, y mantenerse alejado de aquel lugar que era más que un solo club.

¿Ir contra ellos? No tenía esa cantidad de poder, más aparte, se hallaba un noventa por ciento seguro de que sería expuesto, cosa que no deseaba que sucediera; aunque en el fondo sabía que lo merecía, pero ¿qué hacer? La frustración estaba que se escapaba de su cuerpo, tan solo le quedaba vivir en el anonimato, o al menos eso pensaba con su mente sobrecargada.

Como un déjà vu, el golpe y apertura de la puerta lo sacó de la tortura incesante que era su mente, topándose con el rostro impasible de Todoroki.

“Disculpe, pero Iida y el resto están cooperando para encargar donas en alguna panadería cercana, quieren saber si gusta participar” La forma de su expresión más lo que decía el bicromático le sacó una sonrisa, aunque durante esa semana, Midoriya se había acostumbrado un poco a las escasas expresiones que tenía su compañero.

“Claro, solo deja…” Su mano se estiró hasta el último cajón de su escritorio, sacando de éste una mochila amarilla; ya algo desgastada. Rebuscó en ella, aumentando su desesperación a cada segundo que pasaba sin una señal de su busqueda. Primer golpe, ¿Había sido tan estúpido para olvidarse de la cartera en aquel lugar? La respuesta era si, sabía que era lo suficientemente torpe para olvidarse de ella.

Tragó saliva.

Lentamente regresó su mochila bajo la mirada interrogante de su pareja. Sus labios temblaban de la pena y rabia hacia sí mismo, y de no ser porque él estaba ahí, Izuku se hubiese dado un puñetazo en el rostro por retrasado. “Parece que olvidé mi cartera en casa, creo que esta ocasión quedo fuera” Concluyó con una sonrisa que pretendía ser un “todo está bien”

“¡Nada de eso! ya después me lo pagaras a mi” La voz de Ochako hizo que los dos hombres voltearan hacia la puerta, observando como ésta sacaba dinero y se lo entregaba al novato. “Parece que Iida quiere ir contigo y enseñarte donde ésta el lugar” con un guiño, empujó ligeramente a Todoroki en dirección a su esposo y cerrando bruscamente la puerta con ella dentro.

Mierda.

Midoriya tenía dos opciones en ese momento, Primera, fingir una indigestión convenientemente inoportuna y encerrarse en el baño, o, fingir demencia y tener la posibilidad de ser enviado a casa o al hospital y así, evitar las preguntas de su compañera; las cuales sabía de antemano que darían en el blanco, pero ninguna opción era lo suficientemente buena para él.

“Así que… ¿Olvidaste la cartera…? ¿Tú? El hombre que ni siquiera puede olvidar los horarios de cada uno de nuestros compañeros ¿aunque quiera?” Definitivamente MIERDA “¿Vas a decirme que te sucede? Desde el inicio de semana cargas con una cara de pocos amigos” La castaña se cruzó de brazos frente a la puerta, indicando que no se movería hasta tener una respuesta que la dejase satisfecha.

O K T H Â [DekuKatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora