Voz

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Se sentía sorpresivamente cómodo, las pocas; o muchas, horas de sueño lo habían reanimado considerablemente, tanto como para estar cerca de olvidar las problemáticas que lo perseguían cual maldición. Se estiró sin hacer mucho ruido, llevando sus manos hasta su rostro y frotándose en su intento de despertar.

El ruido de la puerta abrirse lo hizo girar, notando la presencia de Katsuki quien, sin siquiera verlo, pasó hasta estar frente a una silla, dejando prendas dobladas y una mochila amarilla que reconocía perfectamente, a su vez, lo vio depositar un trozo de papel sobre la cómoda a un lado, viéndolo partir no sin antes darle un vistazo a él, no sabía decir si noto que estaba despierto, tan solo lo observó por unos segundos, seguido de un murmullo solo para irse después.

Ya solo en el cuarto, estiró su mano hasta la mesita a un lado de la cama; tanteando hasta encontrar su celular. Los mensajes de su madre preguntando si estaba bien los respondió de inmediato, dándole a entender que estaba en casa de "un viejo amigo", otro par de Uraraka quien le decía en broma que no se pasara con el alcohol y cigarro, en cuanto a los cientos de mensajes restantes eran de Mei. Para ese punto no sabía si admirar la persistencia de la mujer o sencillamente sentirse acosado, pero nuevamente la ignoró; al menos hasta que se aclarase y tuviera una decisión respecto a ella, y lo más coherente sería escucharla y dar su veredicto final, pero el sentimiento de que todo empeoraría no lo dejaba, del mismo modo, sentía que podía ceder a lo que sea que ella tratase de explicar, pues aún con su historial, una parte de él se aferraba a algo que no tenía ni pies, ni cabeza; imposible de darle un nombre.

Con su mente más alejada de las circunstancias que lo aquejaban, se acercó hasta la que era su mochila, sacando una muda que siempre guardaba en caso de alguna emergencia. Se dirigió al baño, tomando precaución por si en algún momento el cenizo entrase a la habitación; y no es como si no se hubiesen visto ya hasta el último lunar, pero con su mente nublada por todas las voces que le recordaban que no debía de permanecer ahí, temía hacer más de lo que su propia cordura le dictaba, y es que la dualidad en su ser era tan catastrófica que no sabía cómo lidiar consigo mismo.

Se había propuesto tratarlo como cualquier otro amante de turno que había tenido, pero otra parte de sí le decía que no podía, y esa solo era la parte de él que ignoraba el hecho antimoral que era su solo encuentro, ¿Y si se salía de control? No sería la primera vez que una pareja lo miraba extraño por los gustos un tanto peculiares que tenía, y vaya que había pasado sus vergüenzas, pero dejarse llevar con alguien como él solo sería inculcar sus gustos en una mente más joven, que, sin tener experiencia en cuanto a lo sexual, terminaría por convertirse en su todo.

Y eso era lo peligroso.

De no ser de su agrado, aquel chico se iría, quizás un golpe en los bajos y una bofetada serían su despedida, pero lograría su objetivo. Por otro lado, existía la mínima posibilidad que aquello en verdad le pareciera estimulante y atractivo, "atrofiando" su mente y llevándolo por un sendero en el cual se volvería un rechazado; como él.

Ya vestido regresó para ver la nota; ya que suponía era para él. Un simple "ven a comer, idiota" estaba escrito sobre aquel papel; apuntado con una fina letra. Y así lo hizo, después de perderse un poco entre los pasillos, el aroma a café y comida lo guiaron hasta una muy grande cocina, con el cenizo frente a la estufa mientras removía algo, el ruido de la cafetera funcionando y los aromas haciendo que su estomago rugiera por el hambre.

Permaneció unos instantes observándolo, no sabía absolutamente nada de él, y de las pocas veces que había cuestionado algo, solo un cuarto de ello había tenido respuesta; y casi todo era información de OKTHÁ. Fuera de eso, la vida del chico era completamente una incógnita, tan solo conocía su gusto por el picante y una que otra zona de su cuerpo que lo hacía olvidarse su propio idioma; aunque él no era consciente de eso. Carraspeó la garganta en busca de llamar su atención. Katsuki solo giró un poco, murmurando algo entre dientes para después apuntar a la mesa con su mirada.

O K T H Â [DekuKatsu]Where stories live. Discover now