Incomodo

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Sentía sus ojos cada vez más pesados, secos. Apretaba constantemente sus párpados en la espera de que sus órbitas se humedecieran, pero era en vano, estaba irritado por trasnochar, y además, por tener la vista pegada a su monitor. Los lentes le habían ayudado un poco, al menos por las últimas 3 horas, pero después de que su tercera taza de café americano se terminara y su papeleo solo pareciera aumentar, había dado por iniciado su famoso "horario del averno".

No era más que los últimos minutos u hora de su turno, y, para bien o mal; estaba en ese momento. Todoroki se hallaba con él, sentado en el comodo sillon frente a su escritorio, hojeando y releyendo la misma página desde hace una hora, pero no mentiría, el peliverde repetía la misma acción con un informe sobre su pantalla. Le daba un poco de pena tener de esa forma a su compañero, pues parecía que no había sido avisado de todas sus tareas como recién ingresado, y cuando él mismo se lo dio a saber, percibir la pequeña sorpresa en ese rostro impasible le había hecho mal.

Pero no hubo reclamo, tan solo accedió y solicitó poder hacer una llamada para anunciarlo a alguien "importante", según por palabras del novato. Él no se lo negó, de hecho consideraba que tenía todo el derecho de hacerlo; dado que aquello parecía ser de imprevisto.

De ahí el porqué se hallaba aquel joven en su oficina. Había un par de colegas más en todo el edificio, pero no le molestaba la presencia de él, si no todo lo contrario. Midoriya había formado un plan, donde tenerlo a él como su mano derecha significaría una gran ventaja; había notado que era de confianza, y además, aprendía rápido, bastante rápido. Por ese motivo; y por la pronta pelea por el puesto de jefe, el pecoso optó por instruirlo tanto como pudiese, enseñarle todas las movidas que había aprendido con el tiempo, y en general, enseñarle a tener "colmillo".

Se retiró los lentes y se recargó en su asiento, estaba cansado y con los ánimos por el suelo. Miró su reloj, 7:50 a.m.

Faltaban diez minutos para su salida y eso elevó ligeramente sus ánimos. Sacó de su trance al joven heterocromático, otorgándole la indicación de que podía empezar a guardar sus cosas y de dar la hora, retirarse. Por su lado siguió en su lugar, poco importaba su incomodidad en ese momento, pues las cosas no cambiarían aún si llegase a su casa. El mensaje de Mei de hace media hora se lo recordaba.

"Llegué, tu perro me recibió como de costumbre, pero dejó de ladrar cuando le dí un trozo de tocino" hizo una mueca con eso.

Pero si, definitivamente tendría que tolerar a su mejor amiga en estado de posible ebriedad y luto; siendo la última opción una mera exageración. Para él estaba de sobra recordar en el estado deplorable en el cual su amiga se colocaba al perder un caso, que si bien eran contados los casos fallidos, no quitaba que él era el receptor de esa negatividad.

Después de apagar su monitor, tomó todas sus cosas y se retiró. Cruzó su vista con Todoroki; quien también subía a su carro, y con una simple seña de su mano, se despidió.

Una parte de él quizo preguntárle al joven heterocromático si tenía espacio en su vivienda para alguien más, y no, no era para Mei, si no para él. No sería la primera vez que dejaba su casa y perro a merced de su amiga, de lo cual terminaba sintiendo lastima por su mascota, pero se contuvo.

Durante su trayecto a casa, la llamada del rubio lo hizo salir de su nube, y quizá era contraproducente responder mientras manejaba, pero su pequeña meditación en el baño; antes de salir, le había dicho que tal vez lo mejor no era ignorarlo, y quizá, solo quizá, tratarlo igual que a sus anteriores parejas. Y si las cosas resultaban como siempre.

Se marcharía.

"Estas en altavoz, ¿Que sucede?" Contestó la llamada con un tono de voz soso, cansado.

O K T H Â [DekuKatsu]Where stories live. Discover now