Un roto para un descosido

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Advertencia: Leve mención de Violación 


Oscuro. No podía ver absolutamente nada, sin embargo, aún podía tener la vaga sensación de su entorno, con las gotas de lluvia chocando contra sus hombros desnudos, el barro pegándose a sus pies descalzos y el viento helado haciéndolo temblar. Estaba desorientado, cual criatura que apenas conocía el mundo y sus actos inclementes. Tenía miedo. Sus ojos y sentidos se mantenían alerta, esperando un ruido, un crujido o un golpe.

Aquel ruido por el que esperaba llegó, a lo lejos entre los árboles y arbustos, percibió el quejido agonizante de lo que creía era una mujer. Avanzó encorvado, cauteloso y con la adrenalina aferrada a cada extremidad de sí mismo. Al asomarse, su cuerpo se paralizó al ver una silueta tendida entre el suelo y mucha sangre. Liquido carmín cubriendo el suelo y pintando aquella piel lechosa cual lienzo en blanco. Tal vez no debió avanzar, pero era un impulso que no podía ignorar.

La vio con aquella intención de huir, arrastrándose de una forma tan miserable que un niño no debería ver. Él quiso gritar, quiso correr, pero nuevamente, no pudo siquiera mover sus pequeños dedos, tan sólo se quedó hipnotizado ante esa mirada bermellón, cargada de lamentos, odio, arrepentimiento y rencor, maldiciendo a la vida... maldiciéndolo a él.

Dio un par de pasos, titubeante, pero apenas rozó el brazo de aquella dama, su pequeña mano fue alejada inmediatamente por ella, a su vez, el sonido de una bala tirada al aire lo aterró aún más, notando como las aves salían volando tras el rugir del arma. Inmediatamente se movió con la intención de seguir aquel instinto más primitivo: huir, pero fue retenido. Con pánico, volteó la mirada a la mujer sobre el suelo, quien tomaba violentamente su pierna.

Sus lágrimas se desbordaron conforme la mujer repetía "muérete" o "desaparece", no lo comprendía ¿por qué decía cosas tan feas? y cuando estuvo a nada de zafarse, un rostro distinto apareció frente a él, asustándolo al punto de hacerle gritar aterrado.

Cayó de espaldas violentamente mientras pataleaba al aire, con sus ojos apretados y el llanto sofocándolo. Tras percibir el sonido de una puerta abrirse y el como una mano se posicionaba sobre su mejilla, finalmente entreabrió sus ojos, notando la mirada preocupada de Deku que examinaba su cuerpo en busca de alguna herida, seguido de jalar de él y acurrucarlo contra sí, cantando palabras gentiles que buscaban calmarlo más un par de palmaditas sobre su espalda.

Mientras tanto, Katsuki se dejó hacer, no tenía la fuerza o si quiera la voluntad para negarse a un poco de esa muestra de amabilidad, en su lugar y con aquel miedo aún latente, guio las manos del mayor por sobre sus hombros, tomando a su vez asiento entre el hueco de sus piernas y dejándose llevar por el aura tranquila que el hombre desprendía. Agradeció que no lo forzara a hablar, aun cuando permanecieron en ese estado por media hora, Izuku en ningún momento lo cuestionó, tan sólo siguió repartiéndole un par de mimos y dulces palabras. Al verse ya más tranquilo y comenzar a removerse, el ruido de la puerta abrirse nuevamente los hizo dar un sutil brinco.

-¿Izuku? ¿Él está bien? — Katsuki logró reconocer aquella voz, se trataba de la cara redonda, lo que lo hizo tensarse nuevamente.

Tan pronto como le reconoció, Katsuki trató de retirarse y no dejarse ver en esa posición junto a Deku, aun así, él no permitió que se alejara, en su lugar, lo acunó mientras susurraba "está bien", acariciando su cabeza y escuchándolo hablar con la mujer. ¿Qué decía? ¿Por qué estaba ella ahí? ¿Por qué no le importaba que los vieran así?

No entendía lo que pasaba, y se molestó cuando otra mano acarició su cabello. Hostil, Abrió sus ojos y dio un golpe a la mano de la mujer, seguido de pegarse más a Deku. Segundos tras analizarse se avergonzó, era una actitud algo infantil y sin sentido, aún más cuando se percató de la expresión algo incomoda del mayor y su cerebro le recordó su estado. "Que idiota" Pensó.

O K T H Â [DekuKatsu]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora