Amargo

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Los nervios junto al miedo lo traían mal, y podía sonar anticuado, pero aquellos cambios tan drásticos le hacían mal a su corazón. El tal Kirishima no se había contenido el enojo, y sin dejarlo explicar a él o a Kacchan la situación, el muchacho terminó por abalanzarse sobre él, acusándolo falsamente e insistiendo en que el rubio corriera a pedir ayuda, enfatizando en que ganaría tiempo y se "encargaría".

Midoriya por su parte se veía obligado a contenerse, dejando que el chico tratase de darle un golpe mientras él se limitaba a esquivar los más que podía. Hasta ese punto todo iba de maravilla, pero las palabras del chico lo hacían quedar como alguien verdaderamente malo; y muy probablemente lo era.

"Enfermo, enfermo" repitió en muchas ocasiones el pelirrojo, pero nuevamente, no lo culpaba, cualquiera diría lo mismo de verlo en aquella posición jodidamente comprometedora, sin embargo, había algo en lo que se equivocaba el chico, y es que dentro de todas las palabras que gritaba como afirmaciones, una de entre todas lo hizo hacer una mueca por el disgusto.

-¡No dejaré que lo obligues a esa mierda! -Se equivocaba.

En ningún momento había forzado al rubio y jamás lo haría, ante cualquier indicio de negación/desaprobación, él se frenaría automáticamente; pues esa era su regla de oro. Pese a aquello, debía admitir que el que parecía más obligado a acceder a dichos encuentros, era él. Y por estúpido que sonase; ya que se trataba de un adulto autosuficiente de 34 años, en verdad consideraba que había sido de esa forma en un principio; o así lo veía de alguna manera.

Que el chico apareciera de la nada; frenando el acto al que quizá se lamentaría después de llegar a su hogar, se había vuelto una pequeña bendición, pues su mente se había perdido por completo con tan solo aquel intercambio de besos con el menor.

Y eso le había causado un cosquilleo en su vientre.

Katsuki no era de mucha ayuda, después de comenzar la pelea, se había quedado aturdido por lo vergonzosa y humillante que era la escena. Cuando el pelirrojo pareció cansado, Izuku vio como Kacchan salía de su pequeña encrucijada mental, frunciendo aún más su ceño y avanzando hacia Kirishima, percibiendo su evidente enojo, y el cómo repartió miles de insultos mientras avanzaba sin que el otro se diera cuenta, fue una prueba de aquello, cosa que termino permitiéndole pasar su brazo por el cuello de su amigo, tirando de él y tomándolo por sorpresa.

La incredulidad estaba impresa sobre su rostro, mientras que Deku podía finalmente tomar un respiro; pero sin bajar la guardia. Quedó un tanto sorprendido al ver como el rubio gritaba fuertemente miles de reproches e insultos, pero entre todo ese griterío, podía percibir la coherencia sobre sus argumentos, metiendo la explicación de por medio del porque estaba en esa situación tan "caliente", más el chico no parecía procesar aquella información.

-¡Lo que yo haga es mi puto problema! -Gritó.

-¡Éste cabron podía ser tu padre! -Refutó al escuchar la última frase de Katsuki.

Y nuevamente se sorprendió.

El rostro de Kacchan tomo mil expresiones en tan solo una milésima de segundo, sorpresa, traición, enojo... tristeza, y al ver aquello, una muy fuerte presión en su pecho lo hizo removerse con incomodidad. El ceño de Katsuki desapareció, siendo sustituida por sorpresa mientras guardaba silencio, pero no era el único.

Kirishima mostraba arrepentimiento; y suponía se debía a las palabras dichas, sus manos, cubrían su boca con evidente arrepentimiento y sus miradas no se apartaban, como si fuera una competencia y el que desertara, sería el evidente perdedor.

Una tensión desagradable se formó en la sala, y jodida fuera su puta experiencia, que le susurraba al oído los infinitos momentos en que había pasado lo mismo. Ya no le importaba robar la atención y ser golpeado, aquello definitivamente era incómodo para todos y sobre todo, para Kacchan.

O K T H Â [DekuKatsu]Where stories live. Discover now