Capítulo 17

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Desesperada, esa es la palabra que mejor me describía en este momento, no sé qué pasa por la mente de muchas personas, en especial la de esa profesora que desde el comienzo no me dio buena espina con su actitud.

No es normal que un niño sienta pánico solo por el hecho de que una persona extraña lo mire sin un motivo oculto, y Matías tenía muchos.

Mire a Lía quien se encontraba nerviosa, sus ojitos aguados y rojos me ponían furiosa, nunca en el tiempo que llevamos juntos los he hecho llorar, juraría que en este instante la vena de madre estaba a reventar si no me decían donde estaba la estúpida profesora que se llevó a Matías y tuvo los cojones de golpear y gritar a mi princesa.

Tan obsesionada esta con un hombre como para hacerle eso a un niño, tenía que confirmarlo por mi cuenta ahora más que nunca teniendo a Christian frente a mí.

—Necesito que me digas en donde está mi bebé Christian, Matías debe de estar asustado.

—En qué momento permitimos que una tercera persona entrara en la relaciona Padre e hijo que tenéis —Dije angustiada.

En el momento en que solté eso no repare en el daño que causaba en Christian, su cara de decepción no pasó desapercibido por Gabriela y por mí misma, creí por un momento que me iba a reclamar en el momento en el que se acercó, pero grande fue mi sorpresa al sentir unos fuertes brazos en mi cintura acercando su rostro en mi cuello me susurro.

—Prometo mejorar mi relación con mi hijo, Matías y ustedes son todo lo que necesito.

No le respondí y me permití tener el beneficio de la duda, deje que sus brazos siguieran apresándome, me daban seguridad y es lo que más necesito en este momento, me encariñe tanto con Matías como madre e hijo en menos de una semana, que juro daría lo que fuera por tenerlo en mis brazos para decirle lo mucho que lo adoro.

Sali de mis pensamientos cuando visualicé a Leonardo llegar junto a Gabriela, su mirada se dirigió a Christian y luego a mí que sentí unas ganas terribles de golpearlo por no hablar rápido.

—Fiorela necesito que te calmes, no es a mí a quien tienes que golpear, sino todo lo contrario. Fui a ver las cámaras de seguridad y Lorena la maestra de segundo año, efectivamente se llevó a Matías, hay buenas y malas noticias.

La incertidumbre me estaba matando, quería ir ya mismo a donde tuvieran a Mati, necesitaba calmar su llanto lo sentía y no podía esperar sentada a que el viniera a mí, fueron muchos traumas desde su niñez, necesitaba que tuviera la certeza de que siempre iría por él y no lo abandonaría nunca.

—En donde esta Matías ahora mismo, dime por favor —Rogué.

Leonardo me sonrió queriendo tranquilizarme y prosiguió hablando.

—La buena noticia por parte de la policía que llego hace unos minutos, es que la profesora no ha salido de la institución, y la mala es que esta tan obsesionada contigo que se encerró en el salón que te conoció a ti y a Matías—Se dirigió a Christian— No se sabe que pasa adentro, pero exigió verte de lo contrario no dejara salir a Matías y se escucha su llanto desde afuera. —Expuso con pesar en su mirada.

Mi mirada absorta fue a parar en Christian y mi ansiedad llego en aumento.

—Christian vamos ahora mismo por él, donde es el bendito salón. —Mi voz angustiada pareció despertar a Nath y Samuel que enseguida llegaron a mi lado, Gabriela tenia a una Lía dormida en brazos mientras a su lado Barbara trataba de mantenerse en pie.

Madre de mis 4 Hermanos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora