Capítulo 6

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FIORELA

Noche

Válgame Dios, si me hubieran dicho que el padre de Matías es todo un dios griego, al menos me hubiese vestido bien, no puedo creer, me siento estafada, Mati no estaría de más que me hubieses advertido que iba a tener un derrame nasal.

—Mamá vamos entra no te quedes en la puerta, hermanitos ustedes también. —Me dice Matías, sacándome de mis profanos pensamientos, en mi defensa nunca he salido con alguien, Sandra tenía razón voy a morir sola.

—Bebé no creo que sea conveniente, debes descansar y nosotros igual, así que me retiró, fue un gusto traer de vuelta a Matías. —Digo tratando de escapar de ahí, la mirada del padre de Matías me pone nerviosa, más la de sus abuelos que estoy segura deben de ser, me hacen sentir el doble de incómoda.

—¡¡No!! Mamá lo prometiste, me vas a dejar solito tú también.

Matías se lleva sus manitas a los ojos y comienza a sollozar, díganme quien soy yo para hacer llorar a un niño y más si es mi bebé, así que sin dudar ni sentir más incomodidad me acerco a Mati que esta junto a su padre y lo tomó en brazos.

—Perdóname mi amor, es que sentí que no hacía falta quedarme, y Nath, Samuel, Babby y lía; tienen hambre, además de estar cansados, Perdóname por hacerte llorar, pero como dijiste hicimos una promesa y la vamos a cumplir, bueno si tu familia me lo permite. —Susurro lo último, ya que no sé cómo se tomará esto la familia de Matías, en especial su padre que esta más mudo.

—Te perdonó, pero no me dejes sólo por favor o Llévame contigo.

Luego de decir eso Matías se aferra a mis brazos, lo único que mi cabeza puede generar en estos momentos es trágame tierra, sus abuelos me miraron con los ojos demasiado abiertos y su padre parece reaccionar por que se acerca a nosotros con intención de quitarme a Mati de mis brazos.

Pero no lo logra debido que su acción se ve interrumpida por una chica que conozco muy bien, pero me desconcierta el que este en esta mansión.

—Christian Matilda me dijo que ya volvió Mati donde esta, ¡¡Oh!! Eres tú. —Exclama totalmente eufórica Gabriela en mi dirección.

—Si eso mismo me preguntó, eres Gabriela, la del hospital.

—¡Si! No lo puedo creer Fiorela el mundo es demasiado pequeño, fuiste tú la que encontró a Matías.

—Si señora Gabriela, respondiendo a la pregunta lo vi llorando en un parque, y le di gracias a Dios de haber sido yo la que lo vi, no sé qué hubiera pasado si algo malo le ocurría a este angelito. —Digo mirando al bebé que está en mis brazos, que termina regalándome un besito en la mejilla, para derretirme más de amor por él.

—Gracias Fiorela, nos has devuelto el alma al cuerpo en especial a Christian, pero te agradezco lo de señora, solo te llevo un año de edad y te dije que me llamaras Gaby recuerdas.

—Hija sé que sería una pena incomodar tu charla, pero serías tan amable de presentarnos a la chica que trajo a mi nieto.

Hay es cuando caigo en cuenta que ni siquiera me presente, han de pensar que soy una grosera, tierra serías tan amable de tragarme y escupirme en París.

—Perdón, disculpen mi grosería, estaba demasiado nerviosa como para presentarme, sólo pensé en los niños que se sienten verdaderamente cansados. —Dije con la cara más roja que un tomate por estar siendo observada por tantas personas en un sólo lugar.

Madre de mis 4 Hermanos ©Where stories live. Discover now