28. SENTIMIENTOS A LA CARTA

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Si vuestra merced me pide que le traiga todo el oro del mundo, mañana lo tendrá en su puerta. Si vuestra merced me pide cada uno de los diamantes que habitan en la Tierra, mañana los tendrá en su puerta...

Pero, por favor, no me pida amor, porque es lo único que no puedo arrancarme del pecho.

Puedo hacer para usted las noches eternas. Puedo bajarle la luna si lo desea. Puedo cambiar de órbita un planeta...

Pero, por favor, no me pida amor, porque es lo único que no entiendo.

Puedo atrapar un cometa si es su mayor sueño. Puedo subir las mareas si lo que quiere es una orilla tranquila. Podría hasta bajar su constelación favorita...

Pero, por favor, no me pida la vida, porque...

ya la tengo reservada para usted.



Los ojos del chico se abrieron como platos y se giró de inmediato cuando sintió la tierra temblar bajo sus pies. Ahí iba otra vez. El humano lo presentía y su cuerpo era capaz de percibirlo. Podía sentir cómo los músculos de la criatura se contraían en cuestión de segundos.

También podía sentir cómo la gravedad perdía su equilibrio alrededor de él, cómo la presión intentaba rivalizar con ella en una lucha indecente por mantenerse estable. Taehyung se mordió el labio inferior, nervioso.

—Jungkook —lo intentó llamar, pero no le hizo caso.

Sus ojos se encontraban clavados en las figuras que se acababan de presentar ante ellos. Sabía que no le había hecho gracia, y lo que les había dicho tampoco. Por cómo había reaccionado hacía unos minutos, el rubio podía hacerse una ligera idea de lo que podría pasar.

Las venas de la sien volvieron a aparecer, hinchándose furiosas, como su dueño. La bruma negra se asomó en sus ojos y Taehyung sabía que tenía que hacer algo. No quería que se enfadara. No quería que usase algún poder, porque eso significaría que iba a causarle dolor.

—Jungkook, Jungkook —intentó llamar su atención de nuevo, sujetándolo del brazo y tirando de él—. Jungkook, por favor... —le suplicó.

No obstante, el cuerpo de la criatura parecía de piedra en ese momento. Al escuchar un crujido, el humano bajó la cabeza y observó la grieta que se había dibujado debajo de los pies del inanimatum. ¿Por qué no le hacía caso? ¿Por qué no podía calmarse? ¿Era tan grave eso que había dicho? ¿Había dicho Seokjin algo malo?

De repente, se atemorizó. ¿Le harían algo a Jungkook? ¿Sería su culpa? A lo mejor, por haberlo llevado a él... Jungkook iba a ser... Su cuerpo comenzó a temblar por la vorágine de pensamientos que comenzaban a desatarse en su mente. ¿Podría ser eso? Cerró los ojos con fuerza, como si así pudiese detener su mente, y apretó el brazo del inanimatum por puro instinto.

¡Jungkook!

Cuando escuchó el grito en su mente, los ojos Jungkook reaccionaron y su atención se centró por completo en su pactante. Una de sus manos sostuvo la de Taehyung y la otra la dirigió a su mejilla con rapidez, elevando su rostro para que lo mirara.

Abre los ojos. Estoy aquí, Taehyung.

Pero el rubio siguió aferrándose a él sin querer elevar sus párpados, como si el pelinegro se fuese a ir a alguna parte.

El Pacto (I): el demonio ha visto un ángel [KookV] (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora