15. LAS PERSONAS QUE DEVUELVE EL VIENTO

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Incluso si toco fondo en el mar y me lleva la corriente, te prometo que te enseñaré a nadar. Incluso si lo que quieres es bucear para alcanzar alguna de las estrellas del firmamento, yo te enseñaré a nadar.

Créeme que incluso si los dos acabamos echando el ancla en algún sitio, sin ninguna equis en el alma y con cientos de tormentas que nos destrocen el corazón, aun así, te prometo que te enseñaré a nadar.

Eso fue lo que le dijo el patito al monstruo, porque se había dado cuenta de que había mareas que no podía surcar, que tenía muchos cabos atados al muelle y de que, en su puerto, jamás soplaba el viento.

«Te puedo enseñar a perder nada y a ganarlo todo».



La expresión de Jimin cambió. Sus pupilas lograron captar lo que estaba mirando Taehyung. Se colocó con rapidez la delgada camiseta que siempre llevaba para ensayar y sus labios se curvaron en una sonrisa temblorosa, preso de los nervios. Por lo general, solía tener cuidado. Prefería mantenerla invisible para el resto de las personas, pero el castaño le había brindado una extraña tranquilidad que lo había hecho bajar la guardia.

Maldijo mentalmente. Tenía que haber vigilado mejor sus movimientos.

—Y-o... —Se rascó la nuca—. E-s un tatuaje, sí —se acercó a él—, pero no se lo digas a nadie. —Miró hacia la puerta—. Aquí no están permitidos —dijo avergonzado.

Taehyung entrecerró levemente sus ojos. ¿Era un simple tatuaje? Tal vez se había precipitado y se estaba volviendo un tanto paranoico. ¿Qué posibilidades había de encontrar a otro como él? Presentía que no muchas, así que podía ser que no le estuviese mintiendo.

—¿Puedo verlo? —Sonrió, más animado ante su conclusión.

Jimin dudó, pero luego asintió antes de asegurarse de que estuviesen solos. Taehyung se aproximó y se descubrió la zona de nuevo con un ligero movimiento de hombro.

—Es precioso... —mencionó, sorprendido.

El bailarín sonrió por la mirada brillante del otro. Le parecía adorable.

—¿Te gusta? —preguntó divertido por su fascinación.

—Me gusta mucho —asintió—. Nunca había visto una rosa azul así. Taehyung acarició la flor con su dedo índice, lo que provocó que Jimin temblara por las cosquillas. La yema de su dedo comenzó a trazar los tres últimos pétalos que le quedaban a la rosa antes de repasar cada una de sus espinas—. Tiene pétalos caídos —murmuró al ver los restantes en la parte baja del diseño—, ¿por qué? —Levantó la cabeza.

Él apartó la mirada con rapidez, buscando qué decirle.

—M-e gustaba así. —Optó por algo simple—. Es más común encontrarte una con todos los pétalos, ¿no? De esta forma me pareció más... —dudó unos segundos— ¿original? —Se llevó uno de sus dedos a los labios, pensativo—. Es un diseño más raro, pero bonito a la vez.

El castaño emitió un sonido de comprensión y asintió a sus palabras. Tenía razón. Era menos común.

—¿No se permiten los tatuajes?

Los hombros de Jimin se tensaron tras colocarse bien la prenda.

—Los puedes llevar, pero no se te pueden ver. —Se encogió de hombros. No era mentira, pero sentía que le estaba mintiendo desde que había salido el tema—. Ya sabes. —Se dio la vuelta para recoger las cosas—. Supongo que es una cuestión de imagen. A ellos no les parece bien y de cara al público no tienen un efecto muy positivo que digamos. —Soltó una pequeña risita antes de beberse lo último que le quedaba en la botella de agua—. ¿Tú tienes alguno? —Quiso saber.

El Pacto (I): el demonio ha visto un ángel [KookV] (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora