36. LA VALENTÍA DE LOS COBARDES

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Y del Patito feo que se hundió nadie habló nunca. De la princesa que no llegó a casa a tiempo nadie habló nunca. De los reinos que jamás se reconciliaron nadie habló nunca.

¿Y de todos esos caballeros y todas esas hadas madrinas que lucharon por los sueños ajenos? Nadie habló nunca tampoco.

Yo...

No sabía si quería que hablasen de mí al final, pero tenía claro que lo que quería era que hablaran de ti; de ti y de esa extraña manía tuya que me hacía ser yo.

Incluso si al final no llego a saber qué sabor tienen las perdices, siempre te escogeré como mi final. Mientras tú seas el feliz, no me importará desaparecer del cuento.



Su cuerpo se arqueó levemente a causa de un espasmo. Apretó los ojos con fuerza y se dejó en la inconsciencia. Debía irse de allí rápido. Por mucho que no quisiera dejar a Seokjin, salir de allí era indiscutible Desplegó sus alas y decidió moverse por fin. Si se impulsaba con ellas, tendría la oportunidad de ganar algo de velocidad.

—Ni se te ocurra huir —espetó el rebelde.

Seokjin alzó la mano con rapidez, atacando a su antiguo pactante en un intento por distraerlo. No obstante, la bola de energía oscura fue desviada sin problemas.

—¡Jungkook, corre! —Apretó sus labios y se dio media vuelta.

—¡Seokjin, no te atrevas a morir! —gritó antes de irse—. ¡Sabes que no puedes hacerlo!

Una pequeña sonrisa asomó por los labios del otro inanimatum.


Ambos pechos subían y bajaban con brusquedad. La nube de polvo que se había levantado por la reciente pelea comenzaba a disiparse. Las dos criaturas lograron visualizarse de nuevo entre la bruma. Dos sonrisas ladeadas aparecieron en sus respectivos rostros.

—Algún día te mataré, niño malcriado —habló Seokjin en cuanto vio la mueca socarrona en el rostro del más joven.

—Ni que fueras a poder —bufó el pelinegro—. No has podido tocarme ni un pelo.

—Mira quien fue a hablar. —Rodó los ojos—. No te has acercado a mí ni un centímetro.

—Ni falta que hace. —Le guiñó un ojo, divertido—. Puedo matarte desde aquí. —Extendió su palma en dirección a la otra criatura.

—Tendré que verlo, Jungkookie. —Se carcajeó por su actitud tan arrogante.

—Pruébame y verás. —Frunció el ceño, concentrando nuevamente energía en sus brazos.

Seokjin lo imitó, preparándose para contraatacar de nuevo, pero una nueva presencia se interpuso entre ellos.

—Se acabó el juego —anunció Seojoon—. Parecéis dos críos. —Los miró severamente—. ¿No tenéis nada que hacer?

—Sí, encargarme de él. —El pelinegro apuntó al otro con la cabeza.

—Serás insolente, mocoso.

—Tendréis que mataros en otra ocasión —sentenció el nuevo inanimatum que apareció al lado del Señor. Los miembros del Consejo miraron de forma desaprobatoria a las dos criaturas que habían estado peleando—. Hay trabajo que hacer, así que poneos en marcha.

El Pacto (I): el demonio ha visto un ángel [KookV] (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora