9. SUEÑOS CON REMITENTE

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Una vez pensó que, atravesando el arcoíris, podría recuperar el color. Lo intentó. Lo intentó hasta que se cansó, pero seguía en blanco y negro.

Intentó pintarlo él, pero todo lo que tocaba moría y no se había acordado de ese detalle.

Intentó soñar con él, pero no aparecía.

Así que decidió huir de él, porque no hacía más que recordarle que nunca pertenecería a ese lado del mundo, que nunca encajaría y que nunca sería esperado por nadie.



Taehyung giró sobre sus pies bastante confundido por el alboroto. La gente empezó a arremolinarse en la esquina de la calle y sus exclamaciones ahogadas le erizaron la piel.

—¿Qué fue eso? —le preguntó a Jungkook, ya que no podía ver nada. Este se encogió de hombros con una expresión despreocupada—. Parecía un accidente —murmuró mientras observaba cómo más gente acudía al sitio.

Se levantó del suelo y movió los pies hacia el gentío. Sin embargo, un agarre en su roída camiseta lo frenó.

—¿A dónde crees que vas? —Enarcó una ceja.

—A ver qué ha pasado. —Lo miró con esos ojos curiosos que tenía.

—No es tu asunto. Olvídate de eso.

—Pero quiero ir a ver si hay alguien herido. —Frunció el ceño—. Quizá necesite ayuda.

—No —dijo tajante—. Vamos a casa.

—Pero... —Intentó quejarse, pero la dura mirada de la criatura le hizo saber que no tenía ninguna posibilidad de llevarle la contraria.

Suspiró derrotado y se dio la vuelta. El inanimatum lo soltó de la camiseta en cuanto se pusieron en marcha hacia donde debían ir. El castaño se miró las manos e hizo una mueca. Se había raspado un poco al intentar frenar la caída. Sopló levemente e intentó quitarse con cuidado los restos de suciedad que se le habían quedado pegados.

El pelinegro tensó la mandíbula y miró hacia la basura que, pocos minutos antes, lo había tirado al suelo. No había muerto, pero recordar sus palabras solo hacía que quisiese dar la vuelta para terminar la faena.

—Vamos —le dijo Taehyung en vista de que el pelinegro se había parado.

Jungkook miró su espalda mientras caminaba y sonrió de lado. El humano giró la cabeza hacia atrás con un claro signo de interrogación al ver que no lo seguía. El inanimatum aprovechó ese momento. De sus fríos labios escapó un breve silbido que sacudió los árboles de la calle comercial que transitaban.

El castaño parpadeó con incomodidad al tornársele la vista borrosa y se frotó los ojos. ¿Qué había sido aquello? Cuando los volvió a abrir, sintió la mano de Jungkook en lo alto de su cabeza, guiándolo hacia delante.

—¿A qué esperas? —dijo con diversión al emprender la marcha de nuevo.

—A ti. —Sonó inseguro. Juraría que entre ellos había unos metros de por medio.

—Estoy aquí, precioso.

—Ya, pero... —miró hacia atrás de nuevo con un leve sonrojo por sus palabras—estabas... Bueno, no importa. Serán cosas mías.

—Seguro que sí.

El chico estuvo dándole vueltas a la extraña situación durante su camino a casa. Sin embargo, cuando levantó la cabeza, salió de su ensimismamiento. Se encontró con que había vuelto a la calle que habían dejado atrás hacía varios minutos. Se paró de repente con el propósito de entender lo que estaba ocurriendo. ¿El golpe le había afectado tanto?

El Pacto (I): el demonio ha visto un ángel [KookV] (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora