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Liviana Johnson, hija del conde de Hamilton, lleva enamorada de Marcus Livingston, duque de Agnes, desde que tenía quince años. Luego de su presentación en sociedad, Liviana da lugar a un acontecimiento c...
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Liviana no podía creer que Marcus la estuviera besando, y aún más tocando de esa forma, besaba y lamía su piel hasta alcanzar su mandíbula y detenerse a milímetros de sus labios. Ella estaba ansiosa, desesperada por que la volviera a besar. Pero al contrario de lo que ella quería, él la tomó fuertemente de la cintura para pegarla más a su cuerpo, Liviana podía sentir algo duro topar en su pelvis y sintió como se estremecía y su intimidad palpitaba.
¿Acaso era eso a lo que se referían los libros que había leído?
Sus ojos hicieron contacto, pero ninguno dijo nada, ambos tenían razones para dejar fluir lo que pasaría esa noche, aunque con objetivos diferentes. Además, ya era muy tarde para querer parar, estaban tan excitados como para quedarse así. Marcus no soportó más y volvió a atacar sus labios sin piedad, succionaba, lamía y mordía con desesperación y ansias, mientras que Liviana respondía cada beso con la misma fuerza y desesperación, como si quisieran devorarse uno al otro. Marcus pasaba las manos por todo el cuerpo de Liviana sintiendo sus curvas, esas que empezaban a gustarle más de la cuenta, sus manos llegaron a su trasero y lo apretó fuerte, un gruñido salió de sus labios durante el beso, su trasero era más grande y suave comparado a los que estaba acostumbrado, y eso le gustó.
Caminó junto con ella hasta quedar cerca de la cama, Liviana sintió como su camisón era deslizado por su cuerpo hasta caer en sus pies quedando solo en calzones, prenda que no tardó en ser arrancada por él, por fin estaba desnuda ante Marcus, sintió frío al ver como su cuerpo se alejaba de ella, y sus mejillas se tiñeron de rojo cuando notó que Marcus la miraba detenidamente, y eso hizo que por instinto quisiera cubrir su desnudez, pero Marcus la detuvo antes de que consiguiera siquiera volver a coger su camisón.
-Marcus... yo... mi cuerpo no...
-¡Shhh! Solo disfruta y déjate llevar - posó un dedo sobre sus labios interrumpido sus inseguridades. Pero en el fondo ella hubiese querido escuchar otras palabras, como que su cuerpo a él le parecía perfecto.
Se volvió a lanzar a sus labios mientras la depositaba lentamente en su cama, la contempló desde arriba, tenía que admitir que parecía una obra de arte, verla así, tumbada en su cama, desnuda, y el hecho de saber que pronto la haría suya le hacía concebir un sentimiento de posesividad, además, su pene estaba demasiado duro y ya empezaba a doler, si no la penetraba pronto correría el riesgo de correrse ahí mismo, y sintió miedo, nunca había experimentado algo tan intenso, ni cuando tenía sexo con Emma.
Liviana sintió su mirada recorrer cada parte de ella, y eso hacía que su entrepierna se sintiera húmeda, no pudo evitar mirar el cuerpo de Marcus desde su altura, su abdomen era tonificado, sus hombros anchos, y al mirar su miembro no pudo esconder su reacción al ver lo duro y grande que era, no se había dado cuenta en qué momento se había quitado la prenda que lo cubría, ahora Marcus estaba frente a ella completamente desnudo. Marcus se colocó encima de ella deteniendo su peso con sus manos, se inclinó y volvió a besarla, pero esta vez más despacio y disfrutando el contacto de sus labios, que cada vez se volvía más frenético.
