۞ ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 3

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Se estaba volviendo loca.

Las lágrimas no dejaban de caer, pero la risa salió de todos modos.

¿Draco Malfoy iba a ayudarla? No. Tenía que ser un chiste. Nott parecía no entender nada, Hermione no dejaba de reír y llorar. Seguro creía que estaba loca y no podía culparlo.
De todas las personas en el mundo que podían ayudarla, Draco Malfoy era el último en la lista, la odiaba. ¿A caso de verdad se había vuelto loca?

—¿Vas quedarte quieta para que te quite las cadenas o no?—preguntó Nott aún sin entender como ella podía estarse riendo y llorando al mismo tiempo.

—Draco Malfoy no va a ayudarme. Y si lo hace... seguro que será solo para volver a torturarme—la voz de Hermione salió débil y forzada. El brillo en los ojos de Nott era algo que ella no había visto en meses, él sentía pena por ella, se veía en toda su expresión.

—Granger, voy a quitarte las cadenas ahora—dijo Nott apuntando su varita.

¿Quitarle las cadenas? ¿a caso estaba loco? En la primera oportunidad que ella tuviera iba a correr tan lejos como pudiera. Nott era un idiota si creía que por mostrarse amable con ella simplemente se iba a quedar sentada.
Hermione no se movio mientras le liberaba las manos y los pies, ella solo esperó a que fuese el momento indicado. No tenía energía para mucho pero esperaba que fuese suficiente con lo que intentaba hacer. Seguro todo saldría mal, pero a este punto intentar cualquier cosa era importante.

En cuanto estuvo libre levantó la rodilla con las pocas fuerzas que tenía y la estampó contra la cara de Nott. Él cayó al suelo con un gemido de dolor y sus manos tocando su sangrante nariz.
Ella no dudó en ponerse de pie y buscar una salida.

Maldita sea. Su tobillo estaba probablemente roto.

Dolía, dolía como el infierno.

Pero no se detuvo, no dejo de buscar una puerta o algo que la dejara salir. Podía escuchar a Theo en la habitación pero no se escuchaba apurado por buscarla. Quizás no era el único mortifago aquí.
Ella encontró lo que parecía ser la puerta principal de la casa en la que estaba y cojeo hasta ella. Se quedó atónita cuando la puerta abrió sin más.

Fue demasiado fácil ¿Cómo podía ser tan fácil escapar?

Guardó su preocupación en una esquina de su cabeza y salió a la luz de lo que parecía la tarde. El cielo estaba naranja, pero el frío no parecía perdonar nada, el aire golpeo sus heridas sin piedad y casi cayó de rodillas en la graba.
Estaban en una especie de bosque, lo que parecía una aldea lejana y en ruinas. Nadie estaba tratando de regresarla dentro ni la estaban buscando según parecía.

Mortifagos idiotas. Pensó.

Siguió tratando de correr tan rápido como podía, tenía que alejarse de ahí ahora.

Casi cantaba victoria cuando alcanzó a estar al menos diez metros lejos de la casa, pero dos pasos más la hicieron caer al suelo de agonía.
Su mano izquierda empezó a temblar y desde adentro un calor se empezó a liberar.

Jamás había gritado tan fuerte.

Miró su antebrazo izquierdo y gritó de nuevo en agonía. Estaba quemando su piel, como si el sol le hiciera daño. Las marcas de quemaduras se empezaban a extender por su antebrazo. Ella gritó. Gritó tan fuerte que seguro se había lastimado las cuerdas vocales.
Maldita sea, se estaba quemando en el infierno.

El dolor fue tan fuerte que de nuevo se quedó tirada en la graba, se retorcía para deshacerse del ardor pero simplemente no cedía.

—Idiota Gryffindor—escuchó que alguien dijo.

Control |DRACO MALFOY|Where stories live. Discover now