XXXVII. LOS DEJO SOLITOS.

725 58 7
                                    

Nix Russo

Compramos los boletos de avión y nos dirigimos al aeropuerto, subimos a él hasta que el capitán nos dijo que ya habíamos llegado a nuestro destino.

Al bajar fuimos por las maletas para dirigirnos al hotel donde nos íbamos a hospedar.
Al abrir las maletas para poder meternos a bañar nos dimos cuenta de que a Marcela le habían cambiado la maleta, enseguida fuimos al aeropuerto para reclamar el porqué le habían cambiado la maleta y como la podíamos recuperar.

—Señoritas, estás son las únicas dos maletas que tenemos aquí —dijo el hombre de seguridad.

—¡¿Pero cómo quiere que sepamos cuál es si son iguales?! —reclamó Marcela

—Además no nos deja ni abrirlas para confirmar que son de nosotras —continué.

—Es que eso no lo puedo permitir, señoritas, va en contra de las reglas de mi trabajo, me pueden despedir —en realidad se notaba que se preocupaba por su trabajo.

—¡Bueno ¿pero qué es toda este escándalo?! —llegó un joven guapo de ojos verdes.

—Estas señoritas que quieren que abra las maletas para que revisen si es la maleta de una de ellas —explicó el oficial acusándonos.

—Déjenos solos, oficial —ordenó el joven sacando al oficial del cuarto.

El oficial salió del cuarto, mientras el chico ojiverde recorrió mi cuerpo de abajo hacia arriba con la mirada, dió un par de pasos hasta estar frente a nosotras.

—¿Cuál es el problema, jovencitas? —preguntó con una mirada directa.

Marcela solo se quedó enbobada en su mirada y cada que trataba de hablar se escuchaba más como un balbuceo.

—¡Ay, yo hablo! —callé el balbuceo de Marcela, arqueando una ceja —mi amiga y yo llegamos hoy de Estados Unidos con maletas idénticas a estas dos, al llegar al hotel nos dimos cuánta que no era la de mi amiga así que vinimos aquí a ver cuál de las dos es, pero ese estúpido oficial no nos dejaba abrir las maletas —hablé rápido por la adrenalina de estar enojada.

—Bueno, señoritas, como dijo el oficial eso esta prohibido —tomé a Marcela del hombro para irnos —pero voy a hacer una excepción —nos detuvo el rubio mirándome a los ojos.

—Gracias —agradecí, con una sonrisa en mi rostro.

Abrimos las maletas de una pero esa no era de Marcela. Al abrir la otra me di cuenta de que la ropa era mía no de Marcela.

—Marcela —voltee a verla intimidante y ella me volteo a ver tímida —¿Por qué está mi ropa en tu maleta?

*Fin del flashback*

—¡No es posible, Marcela! —reí.

—Lo peor fue cuando sin darme cuenta y pensando que era otra cosa había sacado una pantaleta rosa y se le quedó viendo —se rió, recordando lo que pasó ese día.

—¿Se notará que estamos muy estúpidas? —me senté en el sillón riendo.

—Yo digo qu... —paró de hablar al ver que venía alguien hacia ella.

—¿De qué hablan? —preguntó Joel llegando a dónde estábamos mientras se terminaba de poner su camiseta sobre su torso.

—¡Ay, picarona! —Marcela me volteo a ver pícara, pero traté de no hacerle tanto caso.

—Hablabamos de un viaje que tuvimos Marcela y yo —voltee a ver a Joel.

—Y ustedes ¿Qué estaban haciendo? —Marcela nos vio picarona.

—No seas chismosa, Marcela —dije mientras Joel me tomaba de la mano.

—Mm... Bueno —habló no muy convencida, abrió rápido la maleta, vio que si fuera su ropa y después bajo la maleta para poder llevársela —los dejo solitos —salió de mi departamento de manera lenta.

Joel me volteó a ver tranquilo, yo lo veía serio mientras que los dos tratabamos de contener una risa hasta que ya no aguantamos más y nos echamos a reír.

—Ay, perame tantito —logré decir entre carcajadas.

—¿Y de qué nos reímos? —Joel me volteo a ver.

—Ah, no mames, ni yo sé —volvimos a reír.

Tratamos de calmarnos hasta que solamente estábamos viendo la pared que teníamos delante de nosotros.

—Tengo hambre —pasé mis manos sobre mi estómago, hice una mueca y me levanté del sillón —¿Tú quieres? —pregunté desde la cocina.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó volteando a verme.

—Pan francés —dije mientras abría el cajón de abajo con el pan de caja.

—Nunca lo he probado.

—Pues es tu día de suerte porque a mí me queda riquísimo —tomé un par de huevos del refrigerador.

Joel llegó a la cocina sentándose en la barra cerca de la cocina.

Comencé a hacer la mezcla para el pan.

—¿Pero qué le pones? —me miró incrédulo mientras batía los huevos.

—Pues lo mismo que a un pan francés —reí.

—Antes de seguir... —saqué la leche del refrigerador —no eres alérgico a la leche, a la canela o algún ingrediente ¿O sí? —me detuve antes de ponerle leche a la mezcla

—Que yo sepa no, a nada soy alérgico —sonreí y continúe cocinando.

Sumergí los panes en la mezcla mientras la mantequilla se fundía en el sartén.

—Ya huele rico y todavía no está listo —expresó Joel posandose atrás de mí rodeando mi cintura con sus brazos.

—Ya casi están —reí y tomé un pan para ponerlo a coser.

Mientras estaba el pan de un lado me senté en el otro lado de la barra y tomé el control de la televisión para encenderla y poner algo de música.

Joel me volvió a abrazar y me dió un corto beso en la mejilla, sentí como mis mejillas comenzaban a picar lo que significaba que me estaba sonrojando, él me acaricio la mejilla mientras yo ponía una canción en la televisión.

—Tan bonita, la niña —volteo a verme a los ojos.

—Joelito... —voltee a verlo —no es que quiera cortarte lo romántico cariño pero —me comencé a levantar de la silla —tengo que darle la vuelta al pan antes de que se queme —deje el control remoto en la barra.

Me acerque al sartén con una espátula mientras tarareaba la canción que había puesto como inspiración.

I'm like a bird I only fly away
I don't know where my soul is
I don't know where my home is
And baby all I need for you...

________________________________________________________________________________________________

Listo CNCOwners espero les haya gustado el capitulo de hoy y que se sigan cuidando mucho menos ❤️.

Señorita... ¿Pimentel? (J. P.) ||+18|| ✔️Where stories live. Discover now