XXIV. TÚ CÁLLATE

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Nix Russo

—No, en serio, Joel me estaba ayudando a lavar los trastes —traté de que Erick dejara de hacer preguntas.

—Ajam, buen voy a hacer como que les creo a los dos —dijo Erick no muy convencido.

—¿Pero a qué venías, Erick? —Joel acomodó los trastes en la alacena.

—Ah, cierto, Marcela quería saber si vas a subir a cambiarte ya o a qué hora lo piensas hacer —Erick me volteó a ver directamente a los ojos

—Em... Voy terminando de lavar los trastes —tomé otro plato para lavarlo.

—Okay —rió nervioso —ya... Solo era para eso —Erick se dió la vuelta para después retirarse del lugar.

Joel se fijó que no estuviera Erick cerca para que pudiera hablar.

—Poco más y nos descubren —Joel se volvió a acercar a mí.

Yo puse mis ojos en blanco y seguí lavando trastes.

Cómo si no se hubiera dado cuenta, nótese mi sarcasmo.

Joel no paraba de mirarme y no supe que pasaba con él, parecía un niño pequeño mirando a la maestra que le apareció atractiva en el colegio.

—¿Tengo algo en los dientes o qué? —fruncí el ceño sonriendo, haciendo notar mis pómulos

—No —negó con la cabeza y sonrió.

Esa sonrisa, Nix, sabes que te vuelve loca con esa sonrisa.

Tú cállate y déjame contestar.

Bueno... Solo recuerda que soy tu conciencia y te puedo hacer sentir mal.

—¿Entonces?

—Solo te miraba

—¿Por qué? —reí nerviosa.

—La pregunta es... ¿Por qué no?

—¡Ya Joel! —hice un puchero —¿Por qué me mirabas tanto?

—Nix... Eres hermosa... No hace falta que diga nada más ¿O si?.

—Joel... Yo no soy como tú crees que soy

—¿Y cómo piensas que creo que eres?

—Que me puedes utilizar solo para tu diversión, acostarte conmigo y olvidarme como si yo no existiera, y Joel yo no...

—Nunca he pensado en eso, Nix —interrumpió el chico —solo quiero llegar a tener algo contigo, ya el destino dirá si llegamos a separarnos o a seguir juntos.

—Exactamente ese es el problema, Joel... Yo no quiero nada con nadie en este momento

—¿Segura? —Joel se acercó y me tomó por la cintura levantando mi cabeza para poder verlo

En ese momento no supe que responder, poco a poco Joel me soltó y bajó la mirada de manera triste. Me sentía mal porque ni siquiera le dije sí o no. Joel iba a salir de la habitación en la que estábamos y yo seguía sintiendome mal por él.

—Dejame pensarlo unos días y te confirmo o te niego algo —dije antes de que se fuera totalmente de ahí mientras yo estaba de espaldas.

—¿No me estás mintiendo? —sonó algo sorprendido

Señorita... ¿Pimentel? (J. P.) ||+18|| ✔️Where stories live. Discover now