Una charla con el pasado

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...

Tomó un breve respiro tan pronto como llegó a la entrada de la cámara de los secretos que no había visitado en tanto tiempo, le hubiera encantado darse el lujo de permitirse unos minutos para tomar el suficiente valor para entrar sin miedo.

Pero tenía una coronación a la cual asistir, ya que si aún no se habían dado cuenta de su ausencia, lo harían cuando fuera llamada.

Así que bajó sin pensarselo dos veces, caminando a la vez que ignoraba los pensamientos en su mente que le decían que ese encuentro podría acabar terriblemente mal.

Jugaba con su varita y cada paso que daba, su corazón más se aceleraba, no podía temerle a un lugar por el resto de su vida, y pronto abandonaría Hogwarts, si había un buen momento para afrontar sus temores, era ese.

Llegó a la puerta de serpientes antes de lo esperado, pero eso no significaba que no estuviera lista, así que después de un suspiro, bastaron unas cuantas palabras en parsel para que ésta se abriera.

A la vista no había ningún basilisco asesino, pero no sabía si alegrarse por ello o preocuparse.

Era como una casa del terror, la mayoría de la cámara estaba inmersa en la oscuridad y el reflejo verdoso teñía las paredes de piedras negras.

Las gotas cayendo al suelo y resonando por todo el espacio del lugar sólo empeoraban las cosas.

Después de entrar se quedó parada unos largos segundos, tratando de planear lo que haría y cómo lo llevaría a cabo.

Así que cuando todo estuvo "listo", tomó una piedra a su lado y la lanzó con fuerza al piso para atraer su atención, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando el eco del golpe opacó el sonido de las gotas que caían.

A la distancia pudo ver como una enorme criatura salía de su escondite, y recordando sus mortales ojos, desvió la mirada, sintiendo como el basilisco se acercaba de manera amenazadora, y cuando estuvo a unos pocos metros de la rubia, Neela cerró los ojos esperando que Mattheo hiciera su trabajo.

Pasaron los segundos y nada ocurrió, así que volvió a abrir los ojos, logrando distinguir gracias a la sombra del basilisco que este se había detenido.

—Sé quién eres... Arwen— dijo en parsel —Y necesito tu ayuda— agregó con voz temblorosa cuando sintió que ésta se acercaba, ya que aunque hablara en parsel no entendía lo que le decía, pero sólo la olió.

Así que aprovechó su cercanía y llevó su mano rápidamente al hocico de la criatura, entrando a su mente antes de que ésta pudiera reaccionar a su acción.

Era difícil, muy difícil, jamás se había encontrado con una mente que fuera tan complicada de penetrar.

Se sentía como una gruesa barrera que le impedía entrar al subconsciente del basílisco, donde la verdadera Arwen se encontraba.

Pero no se rendiría, así que empujó y empujó esa barrera, avanzando paso por paso lentamente para lograr cruzarla.

Era como una masa lo que le impedía el paso, pero no dudó en seguir con sus esfuerzos, porque se aseguraría de que no fueran en vano.

Segundos más tarde, pudo notar como una leve luz empezaba a brillar al fondo del camino.

Lo que le indicó que estaba cerca, por lo que se esforzó incluso aún más, llegando a sentir un leve dolor de cabeza y pinchazos en todo su cuerpo.

Pero los ignoró, nada le impediría ayudarse a sí misma y a su hijo, y como se lo prometió, pudo cruzar la barrera, encontrándose un cuarto parecido a alguna oficina de Hogwarts.

Enamorada De Tom Riddle [Tom Riddle y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora