Prólogo I

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Ella es como el fuego; Cruda, expuesta e intensa. Si te acercas lo suficiente puedes sentir el calor de su esencia, incitante e invitándote a acercarte a más para quemarte.
Su luz, curiosa pretende explorarte completo, intentando alcanzar las esquinas más lejanas y oscuras de tu alma. La intensidad con la que sus ojos brillan es hipnotizante. Logra desarmarte por completo y antes de siquiera darte cuenta, ya estás completamente bajo su merced.

—Suéltame ya y te enseñare lo que es un verdadero hombre en la cama— Aquel hombre muy marcado estaba amarrado en los laterales de la cama. Resopla y gruñía mientras la rubia disfrutará por si sola de un grato placer

—Aquí la que pone las reglas soy yo. Guarda
silencio...— La rubia retiro de su ropa luego de llenar de besos a él ya mencionado. Se subió a horcajadas en el y su miembro erecto lo insertó en sus cavidades vaginales mientras hacía suaves movimientos y gemía en un volumen muy bajo, disfrutaba de lo que ella misma hacía. Amaba disfrutar de los hombres sin que estos las tengan que tocar, amaba tener el control en ellos, a fin de cuentas, ella era superior a aquellos bichos desechables, así le llamaba ella a él sexo opuesto. 

El hombre que satisfacía sus necesidades observaba lo que hacía la rubia con su miembro y aunque no lo crean el también disfrutaba, no como deseaba pero lo hacía. Observaba aquel hermoso cuerpo griego de la rubia y su cadera espiral.

El vientre de la rubia se encontraba inmerso por el gozo de complacencia. Por ganas de más aumento sus movidas encima del nombre haciendo que el sonido de los cuerpos al chocar otorgaran una grata melodía idéntica a la de una ovación. Cambio de colocación un par de veces hasta que sintió un estremecimiento por parte de sus piernas enflaquecían por un fuerte extasís que se hacía presente. El calor de apodero de su grandor anatómico y un flujo salió de ella haciéndola gemir en el instante, cerró sus ojos y abrió bocas al sentir este salir, el hombre amarrado al verla obtener lo que anhelaba también llegó al suyo mientras observaba su mirada, la rubia no lo miraba a la cara, disfrutaba de sentir no de mirar hombres mientras tenían sexo, no era lo suyo eso.

—Eres demasiada mujer...— La rubia sonrió por la adulación y se quitó de encima del hombre para desamarrar sus manos —¿Como dijiste que te llamabas?— Se acomodó en la cama mientras palpaba sus muñecas y observaba a la rubia vestirse una vez más

—Nunca te dije mi nombre cariño. Y tampoco lo haré así que no preguntes— Se miro en un espejo frente a ella para ordenar su pelo con la poca luz roja que había en la habitación

—¿Al menos me puedes dar tu número o algo para localizarte? De verdad me encantas y quisiera conocerte más— Se puso de pie y se colocó a su lado

—Eso lo dirá el destino. El será el encargado de que nos veamos si es necesario, mientras, solo fuiste un objeto muy divertido para mi, gracias por ello. Nos
Vemos— Se acercó a el hombre Moreno de muy buen cuerpo y dejó un beso en la comisura de sus labios. Sonrió al alejarse de él y ver la cara de zopenco que llevaba a este. Tomo su bolso y salió de aquella habitación de Burdel que tanto repugnaba pero Yuri se lo recomendó y la verdad no ha sido mala idea divertirse un rato con hombres que se creen de masculinidad fuerte cuando en realidad son bastardos que luego que se usan y se desechan, como condones.


—¿Fanny?— Escuche una voz detrás de mi pero una multitud de mujeres se pusieron en frente tapándome el punto que veía, di de hombros y me di la vuelta retirándome del lugar

I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)Where stories live. Discover now