I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)

XIII| sin editar

[Cosas de la imaginación ]

Fanny

Sus manos las colocó en mi cintura, las fue subiendo lentamente y fue recorriendo cada parte con sus manos. Sus labios tenían el control, yo solo lo seguía y...

—¡Fanny!— Escuchaba una voz a los lejos pero yo estaba muy perdida. Muy perdida en mis pensamientos, en mis pensamientos Sebastian y yo nos besábamos. —¡Fanny!— Gritó más alto y me hizo pegar un salto, como si cayera de una gran nube, volviendo a la realidad.

—Perdona.— Voltee a ver a Milly, parecía que llevaba rato ahí parada intentando traerme a la realidad
—¿Qué pasó?— Antes de salirme de mi realidad estaba leyendo un libro, que aún seguía en mi mano y abierto, así que, lo cerré y lo coloqué en la  estantería que estaba a mi costado.

—¿En que pensabas?— Giró su rostro, con curiosidad. —Tengo tiempo acá llamándote

—Nada, nada. Solo estaba leyendo el libro— Voltee a ver a todos lados para saber donde estaba Sebastian. Lo visualicé sentado en una mesa a lo lejos, con un libro en manos, quizás leyendo la sinopsis. —¿Ya tienes todos los libros que quieres?— Devolví mi vista hacia ella con desesperación y agitación. Luego de aquello es obvio que esté toda tonta

—Aún me faltan unos cuantos

—Ve por ellos, así vamos a comer algo porque muero de hambre

—Vale.— Se alejó dando saltitos. Voltee de nuevo a ver a Sebastian y aún seguía muy concentrado en el libro

Camine hacia donde estaba aún pensando en ese beso que ocurrió en mi imaginación. Ni siquiera sé cómo llegue a pensar en eso, lo odio tanto como para llegar a tener un pensamiento así. No se que me está pasando, hace unos días lloraba con solo tenerlo cerca y ahora estoy caminando hacia el.

—¿Que lees?— Me senté frente a él, en cuanto escucho mi voz, quito el libro que tapaba su vista, bueno más bien su cara completa. Sus ojos miraron los míos que al estar mirando de igual forma los suyos, se avergonzaron y miraron el suelo, escondiéndose de sus grandes y marrones ojos.

¿Por qué estoy acá? ¿Por qué vine? Ay no, es que si estoy muy pendeja.

—Cien sonetos de amor— Contestó cuando notó mi incomodidad. Levante mi vista y lo mire con aversión. No por el libro, más bien por el.

—Con que de Pablo Neruda sacas tus poesías mal gastadas— Reproche, bueno, no fue tanto un reproche. Más bien, fue una carcajada con cierto nivel de escarnio.

—Si, de Pablo Neruda me inspiro para decirte cosas que sé que te vuelven loca aunque digas "Mal gastadas"— Imito mi voz e hizo el mohín que utilice en eso último

—Al menos si te inspiras con Neruda hazlo bien. Los tuyos son muy básicos a comparación con los de el

—Para ti no son básicos, te sonrojas cuando me escuchas.— Se puso de pie con el libro en manos y se sentó encima de la mesa, como la mesa no estaba distanciada de mi ni en el centro, si no mas bien pegada a mi, hizo eso. Que Sebas estuviese, muy pero muy cerca de mi —Te sonrojas y te dan hasta nervios, ahora mismo que estoy sentando aquí vas a querer pararte porque no eres capaz de estar cerca de mi sin sentir nada.— No me puse de pie para no darle el placer de que crea que tiene poder en mi, pero tampoco respondí. Se acercó más a mi hasta colocar su cabeza al lado de la mía, en el costado, rozándola con la mía. Su respiración cayó como un balde de agua en mi cuello. Hizo aquel acto solo para susurrar en mi oído —Y no olvides como te excitabas solo con escuchar mi voz mientras hacíamos el amor, solo con eso. No tengo que decirte muchas cosas bonitas porque con el solo hecho de yo estar cerca de ti de sonrojas y los pelos se te ponen de punta— Cerré mis ojos, tome aire por mi boca y mordí mis labios para evitar enrojecerme, porque si. Sentí como mis mejillas ardían, en cuanto mencionó lo de los pelos de punta sentí un escalofrío, abrí mis ojos y mire mis manos, pasó lo último que agregó, como si mi cuerpo actuará después de sus palabras. Sentí una risita burlona de su parte y alejo poco a poco su cuerpo de mi, sentándose en la silla donde hace un rato estaba.