XXVI| sin editar

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[¿Hijos?]



Sebastian

—¿Tu mamá no te había dicho que se vendería la hacienda?— Estoy muy sorprendido, apenas me entero que el lugar donde pase la mayor parte de mi niñez mis padres la están poniendo en venta.

—No, ella no ha mencionado nada de eso. ¿Pero por qué la venderán? Que yo sepa no tenemos problemas económicos, si los tienen díganme. No entiendo porque siempre les molesta tenerme que pedir dinero, ustedes saben que yo trabajo solo por ustedes y por mi hijo, para que lo tengan todo. La música me deja mucho y que les de no me resta nada

—No son problemas económicos, hijo. Es que tu mamá quiere mudarse a Europa con tu hermano para pasar más tiempo como Milly, el tema de que ella no tenga una figura materna la pone mal. Por ello, debo irme con ella y no podemos estar viajando frecuéntenme acá a Colombia a ver lo de los cabellos, trabajadores, que la hacienda se mantenga en buen estado. Sale mejor venderla— Explicó

—Pero para eso estoy yo aquí y Andrés, nuestras obligaciones como hijo son encargarnos de esas cosas tan mínimas, aparte esa hacienda al final seremos nosotros quienes la heredaremos, no nos quita cuidarla desde ya. Tu sabes bien que no me pesa eso, papá

—Yo lo sé, hijo. Créeme que se que pueden ver por ella pero no queremos dejarle una obligación más, tú con tu carrera musical, Juan en Europa, Andrés ayudándome con la empresa ya es bastante.

—¿Y que piensan hacer con los caballos? Son de purasangre y tienen mucho valor papá, tu lo sabes mas que nadie y vendérselos a cualquiera en un precio muy bajo no sería lo adecuado. Luego de tanto dinero invertido en ellos

—Claro que los venderemos en un precio razonable. Como cada uno de ustedes tiene su propio caballo entonces se les dará el dinero a ustedes

—Ay no papá, deje eso. Al menos no quiero lo del mío, ustedes irán a Europa, los necesitan más. Tu sabes que el peso colombiano en Europa no vale casi nada. Ustedes lo necesitan más

—Bueno, bueno. Ya tocaremos ese tema en otro momento, mejor hablemos de lo tuyo con Fanny— Alzo ambas cejas

—No puede ser— Negué, mientras reía —¿Ya te fue mi mamá con el chisme?

—Sabes que no se guarda, aparte ella está muy feliz porque se reencontraron de nuevo. Tu sabes que Martina no es santa de su devoción a diferencia de Fanny

—Aquí está el café, pues— Apareció mi mamá con una bandeja que traía encima 3 tazas de café, Lu llevaba la suya en manos. Le hice señas de que se sentara a mi lado y eso hizo, dejando a mis padres frente a nosotros —¿De que hablaban ustedes dos que ahora se callan?

—Aquí que le comentaba a nuestro hijo de la hacienda. Me dice que no le habías dicho nada— Contestó mi padre evadiendo el verdadero tema que teníamos

—¡Cierto!— Golpeó despacio su frente con su diestra.
—Es que con tantos temas se me fue, creí haberte dicho. Disculpa, por cierto, si puedes háblalo con tu hermano Andrés porque creo que tampoco le he dicho, el único que sabe es Juan y es porque nos iremos a vivir con el.

—Yo lo llamo mas tarde y le aviso— Observé a Lu como bebía de su café muy concentrada en ello y sin prestarnos atención a nosotros —Amor— Capte su atención. Alzo una ceja en forma de pregunta
—¿Te parece si cuando regrese de Argentina nos vamos todos a la hacienda para despedirnos bien de ella?— Propuse

—Ay pero claro, ni lo preguntes dos veces. La última vez me quedé con ganas de montar caballo— Dejo la taza en la bandeja

—¿Como así que cuando regreses de Argentina?— Interrogó mi madre

I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)Where stories live. Discover now