XXVII| sin editar

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[Decisiones y confesiones]


Sebastián

A primera hora, en cuanto salió el sol tuve que viajar hasta Argentina. Al portero del edificio le dejé mis llaves ya que Fanny se encargaría de recibir a los obreros que se llevarían el tema de la construcción para la habitación de Matthew y de paso arreglar unos espacios. Estoy sumamente agradecido con ella, que me esté ayudando con lo de mi hijo y con departamento es mucho que decir. Nunca pensé que se ofrecería a tirarse esa carga con tantas cosas pendientes que tiene.

Justo ahora estoy en la sala de estar de la casa de Martina, esperando que decida bajar para que así hablemos por fin.

—¡Que se me hinchen las pelotas!— Maldijo desde lejos —No jodas Sebastián. ¿Verdaderamente viniste hasta acá para perder tu tiempo?— Sus pisadas sonaban en el piso hasta llegar acá, con los brazos cruzados. Se puso frente a mi

—No vine para pelear, Martina— Baje mi cabeza por unos segundos —Solo quiero que resolvamos nuestros conflictos y dejemos a el niño fuera de esto

—No es que yo tampoco quiero pelear con vos. Yo lo que quiero es que te largues con la rubia desteñida con la que me engañas, la zorra esa. Con ella, pero solo. Sin mi hijo— Alzo el tono de voz mientras señalaba la puerta

—No es solo tuyo, no seas egoísta. Es nuestro hijo, en tribunales te lo puedo quitar, no quiero llegar a eso. Y por favor, no metas a Fanny en estos temas— Me puse de pie frente a ella —Súpera el trauma que tienes con ella, deja de ser tan infantil una vez en tu vida

—¿Trauma?— Repitió, en forma de preguntas
—Trauma el que tienes vos con esa piba tan usada. Deja de ser tan boludo hazme el favor y no me hagas amenazas cuando Matt ni es tu hijo, deja de ser tan fantasioso— Con su dedo índice tocó mi frente
—Que se te grabe en la cabeza. No es tu hijo— Esas ultimas 4 palabras las dejo muy pausadas o así las asimilo mi cerebro

—¿Pero que dices?— La tome de la muñeca, haciendo que me dejara de tocar —Es mi hijo, deja de ser tan ridícula que con eso no me asustas

—¿Really crees que fuiste el único con quien me acosté mientras tu te revolcabas con la zorra esa?— Soltó una carcajada que resonó en todo el espacio
—¡Pero que fácil es engañarte!— Se fue caminando hacia el marco de la puerta y ahí se quedó mirándome con una sonrisa de ego, triunfo y victoria. Más que todo, cínica. Aún estoy asimilado lo que dijo, ¿como que no es mi hijo? —Pero habla, ¿no que muchos huevos? Dale, dale, llévame a tribunales. Pero antes te aviso que no es tuyo, que se te grabe en la cabeza que a puras penas lleva tu apellido.

Como de un tirón, llegaron recuerdos a mi mente. Cuando me enteré que iba a ser padre cuando ni siquiera recuerdo hasta el día de hoy, haberme acostado con ella.

—¿Por que lo hiciste? ¿Por que me mentiste? ¿Por que estás haciendo esto ahora?— Retuve mi ira y mis ganas de estallar en mi cuerpo. No soy capaz de hacerle nada aún me mire con esa sonrisa, luego de mentirme de esa manera. Solo deje salir una lagrima de furia, de retención

—No te iba a dejar ser feliz— Negó. Oculto su sonrisa de dientes ahora delineando una sonrisa de labios cerrados —Solo ibas a ser feliz conmigo, solo debes ser feliz conmigo. — Recalcó esa última parte
—Si quieres convivir con el niño, déjala. Ven con nosotros a Argentina y esta vez para siempre, pero no te dejare ir a jugar a la familia feliz con mi hijo y esa idiota. Serás mío quieras o no

Me acerqué con lentitud hacia ella.

—Para quitármelo y alejarme de él me vas a tener que pasar por encima. Estas loca, Martina. Seriamente— Fueron mis últimas palabras para luego pasar por su lado con dirección hacia arriba con la intención de subir por Matthew e irme con el ahora mismo. No me importan sus palabras, quizás sean ciertas, quizás no. Vine por el y me voy con el

I am no longer unfaithfully yours| Ya no soy infielmente tuya| (Yatralu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora