Resignada a la indeseable presencia de Boward (y compañía), ruedo los ojos, pero termino haciendo un asentimiento con la cabeza a manera de saludo. Ese simple gesto mío le genera una mirada de satisfacción hacia mí seguida de una sonrisa, lo cual me desconcierta. Me arrepiento al instante de haber sido lo que considero amable. Es obvio que no esperaba encontrarlo aquí, ni mucho menos acompañado de alguien que no es de los de su grupo con los que siempre deambula, pero hago a un lado ese detalle tan solo porque no es de mi incumbencia con quiénes se relacione. Lo importante aquí es que él no haya visto con quién estuve conversando hace unos pocos minutos en la cafetería ubicada a unos metros de aquí. Mientras menos sepa de mi vida privada, mucho mejor.
Soslayando mis preocupaciones, evito decir las típicas frases que utilizan las personas cuando se cruzan con algún conocido de casualidad, y solo me limito a pensar en una manera de despedirme. Es decir, Boward ya me vio, yo ya lo saludé; no es necesario que sigamos aquí frente a frente sin decir nada, ¿no?
—¿Quién es ella? —pregunta de pronto la tipa a Stephen, como si yo no estuviera aquí para presentarme a mí misma. Cómo detesto que hagan eso.
El aludido da un respingo y sacude su cabeza al escucharla, como si no le hubiera estado prestando atención por alguna razón desconocida. Luego, vuelve a dirigir su vista hacia mí, dispuesto a contestar. Rueda sus ojos por un momento mirando hacia el cielo como pensando qué decir.
—Bueno, ella es...
—Alessandra —declaro, interrumpiéndolo—. Si quieres saber algo sobre mí, debes hacerme la pregunta directamente.
—Vaya, qué arrogante —comenta la chica al oír mi respuesta.
¿Arrogante? ¿Arrogante por presentarme como se debe y dejarle en claro que no necesito mediadores? No puedo evitar soltar una risa sarcástica por tan absurda idea. Aquello parece enervarla todavía más.
Sospechando de su reacción y conociendo quizá mi de la mía en contraposición, Stephen se suelta del brazo de la tipa y se sitúa a mi lado.
—No lo dijo en mala onda, Alessa es un poco especial —aboga en mi favor mientras me sostiene por los hombros.
Me aparto.
—¿Especial?
La compañía de Stephen y yo preguntamos al mismo tiempo. ¿Qué quiso decir con «especial»? No es como si me conociera y pudiera referirse a mí como le dé la gana frente a otras personas. Él duda un momento antes de expresar su explicación.
—Sí, Bon Bon, es que tiene tendencias violentas y es bastante complicada. Y muy testaruda.
La tal «Bon Bon» se lleva una mano a la boca para no tener que reírse de mí en mi propia cara, pero eso obvio que el gesto deja más que en evidencia lo que pensaba hacer.
—Idiota, ¿quieres morir? —Quedándose callado me habría ayudado más, de hecho. Boward vuelve a su sitio, utilizando a su acompañante como escudo.
YOU ARE READING
Buscando tu atención [SB#2]
Teen FictionStephen Boward lo tiene todo: excelentes notas, habilidad para los deportes, atractivo físico, encanto natural y una sonrisa que deja sin aliento a cualquiera. Tiene todo, menos la simpatía de Alessandra, su temporal compañera de pupitre, quien atra...