01 | Problema

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Una chica pasa por mi costado a toda prisa y choca su hombro con el mío en el proceso, mientras se aleja cubriéndose el rostro empapado en lágrimas, sin dignarse a ofrecerme una disculpa

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Una chica pasa por mi costado a toda prisa y choca su hombro con el mío en el proceso, mientras se aleja cubriéndose el rostro empapado en lágrimas, sin dignarse a ofrecerme una disculpa. Decido dejarlo pasar por ahora, debido a lo que acaba de suceder. Hace un momento, todos los transeúntes y yo, hemos sido testigos de cómo un chico alto, de ojos claros, bufanda y camisa —que tenía la insignia de mi escuela, ahora que recuerdo—, acaba de terminar con la relación que había entre ambos de la manera más humillante posible. Es decir, a plena luz del día, en plena vía pública. Todas las personas emiten murmullos peyorativos contra el tipo que acaba de romperle el corazón a la chica de hace un instante, tildándolo de "insensible", "descarado", "desconsiderado", "atrevido" y una serie de adjetivos más que consideran pertinentes. La verdad es que no creo que la decisión del chico haya sido tan mala después de todo, porque, ¿no es mejor terminar con una relación cuando uno de los dos que la compone ya no siente lo mismo por el otro?

Esa chica debería estar agradecida de haberse librado de este tipo. El anteriormente mencionado, me observa con curiosidad antes de darse media vuelta y dirigirse caminando como si nada con dirección a donde queda Midtown, mi escuela. Ruedo lo ojos al reparar en eso, tenía que ser precisamente de mi escuela.

Así son los chicos, esa simple palabra es sinónimo de fiasco y de muchas otras palabras parecidas.

Esa es mi opinión que, al igual que todas, debe ser respetada, ¿no? Mi pensamiento sobre ellos siempre ha sido el mismo y no creo que cambie, al menos no mientras me encuentre rodeada de tipos como los de mi clase o como el que acaba de provocar las lágrimas de esa chica hace un momento.

Todos son iguales.

Y no, no lo digo porque me hayan roto el corazón en una relación de pareja ni mucho menos porque haya jurado —con un dramático instrumental de fondo— odiarlos toda la vida. Nada de eso. Lo digo porque lo he visto. Todos buscan lo mismo, es como si tuvieran exactamente el mismo chip que los lleva a hacer casi las mismas cosas, por así decirlo. Por supuesto, esto no exceptúa a Stephen Boward, uno de los chicos más admirados por la juventud femenina de mi clase, miembro del famoso grupo llamado "El triángulo", que lleva ese nombre solo por el simple hecho de que empezó con tres miembros. Es más bien como una nueva clase social implantada por ellos, a la cual no cualquiera puede entrar, solo gente "popular" que mantenga sus notas en el tercio superior, como Raphael Thompson, quien no por algo pertenece a dicha asociación.

Él es el primer puesto de la clase y, obviamente, mejor amigo de Stephen. Ambos son considerados los más guapos del salón, siendo este último apodado "chico hermoso" —por las descerebradas que tengo por compañeras—, ambos conocidos también como los «hermanos menores» de Sabrina Accio, la única chica del grupo.

Buscando tu atención [SB#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora