21 | No fue un beso

704 63 0
                                    

—¿Qué sucede aquí?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Qué sucede aquí?

La voz de la señorita Hopkins provoca que me aleje de Boward de inmediato, apartando sus manos de mi cara en un vano intento de que no se formen ideas equivocadas sobre lo que estaba pasando. Él también retrocede, y mira sus manos como si no entendiera lo que acaba de hacer. La presencia de la inoportuna profesora de teatro es simplemente tener mala suerte. Ella siempre suele estar ocupada con los estudiantes de su club de teatro y rara vez anda por los pasillos de la escuela a estas horas.

Si bien es cierto, Boward y yo no estábamos haciendo nada malo, pero ahora que lo pienso bien, nuestra cercanía podría prestarse para tergiversaciones. Sobre todo porque Boward me tenía sujetada con ambas manos, dando la impresión de que estábamos haciendo otra cosa.

Si nos llegan a castigar por culpa de ese idiota, juro que lo golpearé.

La profesora se coloca en medio de ambos.

—Señorita Hopkins, puedo explicarlo.

Boward intenta hablar con ella al darse cuenta de que ha interpretado de manera errada lo que estaba pasando entre nosotros. Estábamos discutiendo, no algo que incluya romance o lo que sea que se esté imaginando.

—No es lo que... —intento excusarme, pero la señorita no me permite continuar.

—Callados —Levanta una palma de su mano para que cerremos la boca—. Síganme.

Genial, ahora nos llevará a la dirección.

No quiero ni imaginarme el lío que se armaría en mi casa si los Wells, al ser mis actuales apoderados, fueran citados por el director Churchill por este motivo tan absurdo. Y si ello llegara a oídos de Quentin, me esperaría una eternidad de burlas y comentarios de su parte mencionando al tarado de Boward, mucho más que ahora incluso.

La suposición hace que quiera darme cabezazos contra la pared del pasillo en el que estamos caminando.

En el trayecto intento explicarle a la señorita por segunda vez que no es nada de lo que ella se imagina, que Boward y yo estábamos muy cerca, sí, pero que ello no significa nada, porque no somos ni siquiera amigos. Vamos a las mismas clases solo porque nuestros horarios coinciden, nada más. También trato de aclarar que si estábamos conversando cuando ya se había acabado el receso es enteramente culpa de Boward, porque él es quien fue a buscarme.

Hopkins, como era de esperarse, me ignora, siguiendo su paso sin dignarse a girar la cabeza siquiera para hacerme ver que me está escuchando o prestando atención.

Cuando estamos por el pasillo cercano a la dirección, me resigno. Es evidente que le importan muy poco mis explicaciones. Ante sus ojos, Boward y yo estábamos a punto de besarnos. Me río por lo absurdo que eso suena, pues es algo que jamás sucederá.

Los metros que nos separan de la oficina del director Churchill se reducen y con ello mis esperanzas de que no me relacionen con Boward si se trata de un tema como este; sin embargo, me quedo mirando la puerta de la oficina a medida que pasamos por ahí sin detenernos.

Buscando tu atención [SB#2]Where stories live. Discover now