22 | Ni lo primero, ni lo segundo

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El segundo día de la semana de exámenes resulta ser el mejor, pues Stephen no se aparece por la escuela y su ausencia es motivo de celebración para mí

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El segundo día de la semana de exámenes resulta ser el mejor, pues Stephen no se aparece por la escuela y su ausencia es motivo de celebración para mí. Sin embargo, por otro lado, esto les genera preocupación a los profesores, ya que el hecho de que Boward no rinda las pruebas de este día podría perjudicar tanto a sus notas como a su rendimiento. Cuando pienso en eso, suprimo mi aura festiva.

Tampoco es que le desee el mal.

Supongo que Boward se aparecerá luego del primer receso, porque dudo que quiera obtener más de una nota reprobatoria en los exámenes.

Hoy es el primer día, desde que empecé a sentarme con Boward, que lo paso realmente sosegada, sin nadie que me moleste o emita comentarios como los que suele decir él para provocarme. Todo está bastante tranquilo y eso se siente extraño, como si mi día no estuviera transcurriendo con la normalidad habitual, lo cual no tiene sentido alguno, porque debería sentirme aliviada.

Sacudo mi cabeza al darme cuenta de que no debería estar siquiera pensando en él. Se supone que debería alegrarme de que, al menos un día, no esté merodeando por aquí.

—Qué raro que Stephen no haya venido hoy, ¿no? —dice Nadia, yendo en contra de mi idea de no pensar en eso, cuando terminamos con el segundo examen del día.

—No le veo nada de raro, cualquiera puede faltar un día a la escuela, incluso un miembro de El Triángulo.

Ella asiente dándome la razón, pero luego vuelve a la carga cuando otra objeción le viene a la cabeza.

—Sí, pero desde que ustedes empezaron a hablar, Stephen no había faltado ni una sola vez —prosigue, susurrando para que el profesor no la escuche—. ¿De verdad no sientes nada?

—Sentir, ¿qué?

—No sé, como si faltara algo.

Intento ignorar la advertencia de mi subconsciente.

—No —asevero—. ¿Debería?

Ella niega con la cabeza, dejando por fin el tema cuando el timbre de receso interrumpe su avalancha de preguntas. Cierro mi libro y me pongo de pie para encaminarme con dirección al comedor. Nadia avanza conmigo, mostrándose ahora pensativa. En el trayecto noto que se ruboriza sin motivo, por lo que busco una mesa vacía y le pido que me cuente qué es lo que le pasa.

Al principio, intenta negar que se trate de algo importante, pero cuando sus ojos se cruzan con la figura de Thompson, quien también ingresa al comedor acompañado de Sabrina, el rubor en sus mejillas vuelve a aparecer.

—Así que se trata de él —concluyo. Ella asiente sin mirarme.

Busco de nuevo al causante de su reacción, pero este parece haber abandonado el comedor.

—Es que ayer... ayer yo... Es decir, a Raphael yo...

—Ayer tú, ¿qué? —insisto, viendo que no completa la frase—. No me digas que lo besaste, porque créeme que tendría que reconsiderar nuestra amistad.

Buscando tu atención [SB#2]Where stories live. Discover now