13 | Al descubierto

733 101 23
                                    

Podría decirse que no me importa lo que los demás piensen de mí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Podría decirse que no me importa lo que los demás piensen de mí. De hecho, ya todos los que me conocen saben que me es totalmente irrelevante si la gente se hace una idea certera o errónea sobre mi personalidad o forma de ser; sin embargo, eso no me exime de preocuparme por no realizar ciertas acciones estando en plena vía pública con varias personas observándome. Lo último que quiero ahora es armar una escena que llame la atención y ocasione que algún inepto me grabe y se le ocurra subir el video a alguna red social.

Volverme tendencia no está en mis planes.

La popularidad de «matona» que se encargaron de darme solo me acompaña mientras me encuentro dentro de Midtown; fuera de ella, soy una más del montón. Sin etiquetas. Sin apodos. Sin estereotipos.

Con eso en mente, tomo un profundo suspiro decidida a controlarme y le dedico a mi querido mejor amigo la mejor de mis sonrisas. Luego, coloco un brazo por sobre sus hombros y lo saludo amablemente por haberse aparecido en un momento tan oportuno; también le agradezco la visita e incluso le pregunto cómo está mientras caminamos con rumbo a casa. Omito abordar el tema de Stephen Boward y su reciente comentario sobre él, pues no es algo de lo que me interese hablar en lo más mínimo.

Consciente de que mi obrar es totalmente opuesto a como tendría que haber reaccionado al verlo cerca de mi escuela, Quentin intenta alejarse, pero lo sostengo con fuerza para que no escape. Ya antes me ha confesado que le asusta cuando soy amable, porque, según él, suelo ocultar tras una sonrisa mis macabras intenciones.

Pues no está nada equivocado.

—Auch, auch, auch.

La escena que Quentin y yo representamos al llegar a casa es muy similar a la de una madre castigando alguna travesura realizada por su hijo pequeño. En efecto, sostener a Quentin por la oreja como si se hubiera portado mal da esa misma sensación, pero qué bien se siente.

Lo conduzco hasta la sala aprovechando que sus padres no están y lo obligo a sentarse en el sillón más grande.

—Cuánta agresividad —se queja, sobándose la oreja, pero con ese gesto de satisfacción suyo por haber logrado molestarme, que hace que lo quiera colgar de los pulgares desde el techo.

—Te dije que te haría escarmentar si te aparecías por ahí.

—Es que me dio mucha curiosidad saber cómo era el tipo —se excusa él, recostándose sobre el sillón y posicionando sus brazos por detrás de la cabeza—. Ah, por cierto, Alessy, asegúrate de que Lia nunca lo conozca. Es peligroso.

—¿Por qué lo dices?

En verdad no entiendo su punto. ¿Qué de peligroso puede haber en que se llegaran a conocer? En el caso de que así sucediera, me perjudicaría más a mí que a él, ya que no quiero que Boward sepa nada más sobre mí de lo que sabe ahora.

—El tal Stephen podría llamar su atención.

Ah, eso era. La simple suposición me suena absurda.

—¿Ese idiota? No creo que... —Me callo sin terminar la oración.

Buscando tu atención [SB#2]Where stories live. Discover now