12 | Caos irreversible

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Siempre me he considerado una persona pacífica

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Siempre me he considerado una persona pacífica.

Claro, si Quentin me escuchara, diría que es una gran mentira y que nadie me creería una palabra de lo que acabo de decir. Quizá lo sea. En parte.

Pues si quiero aclarar mi afirmación, debo repetir que siempre me he considerado una persona pacífica con quienes se lo merecen. Mientras nadie se meta conmigo, yo no me meto con nadie. Esa es mi regla. Últimamente, desde que empecé mi amistad con Nadia más en específico, me he dado cuenta de que dicha regla ha cambiado un poco, pues se ha ampliado hasta el punto de incluir a la gente que me importa o que significa algo para mí.

Esta es la ocasión perfecta para llevar a cabo eso con lo que siempre he vivido.

El breve momento de estupefacción y sorpresa que reina en los pasillos tras la intromisión de Thompson y el posterior golpe hacia el hermano de Nadia delante de todos, termina cuando este último le grita a sus amigos que arremetan contra él en venganza. Aquellos que no quieren inmiscuirse en el altercado, se hacen a un lado, dejándonos a Raphael, a Stephen, a Nadia y a mí en el centro. Sin que nadie lo sospeche, la escena se convierte en un cuadrilátero de combate cuerpo a cuerpo.

Hago a un lado a Nadia para que no se moleste en enfrentarse a los demás, pues una pelea con estos idiotas no me viene nada mal. Me prometí a mí misma no meterme en problemas hace meses, pero no me puedo quedar de brazos cruzados cuando se meten con mi mejor amiga. Al parecer, no soy la única. Boward, quien entre nos, tiene una inquebrantable reputación que mantener, se quita la chaqueta del uniforme y se prepara para defender a su amigo, al igual que yo. Sabrina observa, desconcertada, la escena. Ella es una de las que menos esperaba que sus dos amigos más cercanos se involucren en un problema como este.

Boquiabierta, sostiene la chaqueta de Boward sin poder creer lo que ve.

Me acerco a uno de los tipos que están del lado de Zach y me encargo de darle su merecido. Para mi sorpresa, este no responde mis ataques con la misma intensidad que yo, simplemente se cubre en cada golpe que le propino, sin atreverse a devolverme alguno. Al contrario de él, Stephen sí recibe alguno que otro contraataque. Thompson, ni qué decir... El pobre, con su evidente inexperiencia en peleas, queda como un saco de box después de un exhaustivo entrenamiento. Se ve terrible.

Cuando me distraigo observándolo, el tipo que estaba golpeando se aprovecha de eso y me empuja con todas sus fuerzas. Caigo sentada sobre el pasillo, ante la mirada de satisfacción del chico, pero me levanto de un salto para demostrarle que un empujón no es nada comparado con lo que le pienso devolver. Acercándome a él raudamente, lo sostengo del cuello de su camisa y le enseño mi puño lista para darle la estocada final. No obstante, el espectáculo termina con la presencia del director Churchill.

La mayoría de los que se encontraban observando la pelea, se hacen humo tan pronto como escuchan su potente voz ordenándoles que regresen a sus aulas. Viendo que podría meterme en problemas más graves ahora que tengo al dirigente delante, suelto al tipo y me coloco a un lado. Tras un breve interrogatorio a algunos espectadores rezagados, el director da su veredicto. Al ser Zach el presunto cabecilla; y Thompson, el que inició la pelea, ambos terminan siendo obligados a seguirlo hasta la dirección. Incluso Nadia. Hago un vano intento de apelar ante esa injusta decisión, pero el dirigente me pide que guarde silencio.

Buscando tu atención [SB#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora