16.

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Jungkook cerró la puerta tras surgir del baño y se apoyó en la pared del pasillo, pensativo. Pasaron unos segundos hasta que la sangre volvió a fluir por su cabeza e irrigó su cerebro, dándole la claridad de la que había carecido mientras había clavado a Jimin contra el colchón como un animal.

Acababa de tener sexo con Jimin.

Bien.

Bien, no, mierda, ¿Qué cojones? Pero ahora no podía regresar el tiempo atrás.

Había sucedido y... Y lo había amado. En parte, porque llevaba bastante tiempo sin echar un polvo y por mucho que aparentara ser de piedra, Jungkook era un hombre como cualquier otro de carne y hueso, pero también porque Jimin jodidamente entraba dentro de su prototipo perfecto de pareja de cama. Sumiso, mimado, con un culo bastante follable y para poner la guinda al pastel, lo había llamado papi.

Jungkook debía ser tan pervertido como el mocoso como para que esa palabra le pusiera más caliente de lo que debería, para que se hubiera corrido mientras la pronunciaba en gimoteos necesitados y para que después de eso, Jungkook hubiera tenido la decencia de preparar la bañera para él y darle al menos un poco de aftercare después del sexo.

Lo cierto es que Jimin no sabía lo que había hecho diciéndole eso y permitiendo que lo follara.

Realmente Jimin no sabía lo que acababa de despertar.

...

Jimin surgió de la bañera después de unos minutos. Por él, se habría pasado el día dentro del agua cálida porque se sentía dolorido como el infierno y dudaba ser capaz de caminar en meses, pero Jungkook esperaba también por tomar su ducha y no quiso tardar demasiado. Tras secarse, se retiró la toalla y se miró unos momentos al espejo.

Se sorprendió por verse a sí mismo de esa forma. Tenía los ojos brillantes, las mejillas ruborizadas y los labios hinchados y rojos. Se veía... Se veía bien. Sí. Se veía guapo y atractivo, y era la primera vez que se sentía así desde que había conocido al mayor. Jimin sonrió un poco y pasó su mano por la piel de su abdomen. Después, se giró y en su reflejo se atisbaron las marcas de las manos de Jungkook en su trasero y en su cintura.

Habrían hematomas mañana.

Jimin cubrió su boca de la risita tonta que lo asaltó.

Dios, era surrealista.

Era una locura que se sintiera bien y cálido por ello pero lo hacía. Por no hablar de que había necesitado esa follada para sacarle la frustración, el aburrimiento y la desesperación del encierro.

Entonces recordó que lo había llamado papi.

-A-aah... No, no, no... Vergüenza ajena- Jimin musitó notando el calor desagradable en su pecho. El bochorno lo inundó y se apartó del espejo porque no pudo soportar seguir mirándose.

¿Y ahora qué? ¿Cómo se seguía adelante después de decir algo como eso a alguien como Jungkook?

¿Surgía del baño como si nada?

Debería hacerlo. Era la hora de cenar y después sería la de dormir y la vida seguía, a pesar de que acabara de tener sexo con tremendo hombre y hubiera revelado su pequeño secreto sucio.

Jungkook no podía echarle nada en cara de todos modos, no cuando era tan pervertido como él y le gustaba el sexo sucio y duro, y se lo había demostrado.

Qué guardado se lo tenía.

Jimin surgió del baño con la toalla envolviendo su cintura y se dirigió al dormitorio para cubrirse con algo de ropa. Poco después escuchó de fondo al castaño tomando su lugar y encerrándose en el baño.

GUARDIÁN - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora